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¿Por qué no ha sido posible formar Gobierno? 8 respuestas para entender la agitada vida política en España

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Un país con un presidente en funciones desde hace más de cuatro meses, las cuartas elecciones generales en cuatro años, un Parlamento fragmentado y una ciudadanía incrédula forman parte del panorama político español actual.
¿Por qué no ha sido posible formar Gobierno? 8 respuestas para entender la agitada vida política en España

Esta semana España ha asistido a un nuevo e intenso capítulo de su vida política. El rey se ha reunido con los representantes de todos los partidos políticos y ha llegado a la conclusión de que ningún aspirante cuenta con los apoyos necesarios para presentarse a una sesión de investidura como presidente del Gobierno, por lo que no ha propuesto ningún candidato.

Así, sin lograr tener un jefe del Ejecutivo desde que se celebraran los comicios hace más de cuatro meses, el 23 de septiembre se disolverán automáticamente las Cortes Generales y se procederá a la convocatoria de nuevas elecciones el próximo 10 de noviembre.

A continuación explicamos algunos puntos importantes del funcionamiento del sistema político español para intentar dar algunas claves de la situación que atraviesa el país desde los últimos años. 

1. ¿Qué se vota en España?

España tiene un sistema parlamentario no presidencialista, lo que significa que los ciudadanos eligen a los diputados y son éstos quienes posteriormente deben ponerse de acuerdo para escoger por mayoría al presidente del Gobierno, que es lo que no han sido capaces de hacer en esta ocasión.

Así, el 10 de noviembre se celebrarán comicios en los que los votantes elegirán a los 350 miembros del Congreso y a 208 del Senado, las dos Cámaras legislativas españolas.

2. ¿Qué necesita un candidato para ser presidente?

El presidente es elegido por los diputados del Congreso. Después de que el rey mantenga una ronda con los representantes de todos los partidos políticos y de que proponga un candidato, éste debe exponer su programa de Gobierno y debatir con todas las fuerzas parlamentarias para intentar recabar su apoyo durante la sesión de investidura. Al término de la misma se procede a la votación, en la que el aspirante debe lograr la mayoría absoluta, es decir, al menos 176 votos afirmativos.

Si no lo logra, dos días después tendrá una nueva oportunidad, pues se procederá a una segunda votación en la que la exigencia es menor, puesto que el candidato solo necesitará para ser investido una mayoría simple, es decir, más 'síes' que 'noes'. En ese caso, las abstenciones son valiosas.

3. ¿Por qué no lo ha conseguido Pedro Sánchez?

Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno en funciones, ganó con suficiencia las últimas elecciones generales del 28 de abril. Sacó 123 de los 350 escaños del Congreso, muy lejos de los 66 asientos del segundo partido, el Partido Popular (PP), pero también muy lejos de los 176 de la mayoría absoluta.

A pesar de la ventaja, necesitaba el respaldo de otros 53 diputados para poder ser investido presidente del Gobierno, o al menos los suficientes apoyos y abstenciones para que en la segunda votación los 'síes' superaran a los 'noes'.

Lo intentó en julio sin éxito, cuando en la primera votación obtuvo 124 votos a favor, 170 en contra y 52 abstenciones, y en la segunda 124 'síes', 155 'noes' y 67 abstenciones.

Ahora, en septiembre, ni siquiera se ha presentado a una nueva sesión de investidura, al constatar que el resultado sería muy similar al alcanzado hace dos meses. Por lo tanto, trascurrido el plazo que impone la Constitución, se procederá a la convocatoria de nuevas elecciones.

4. ¿Qué opciones había sobre la mesa?

Sánchez se ha encontrado con dos propuestas diferentes encima de la mesa. Por un lado, se encontraba la de Unidas Podemos (UP), liderada con Pablo Iglesias, que le ofrecía su apoyo a cambio de un Gobierno de coalición. Pero las negociaciones entre las dos fuerzas progresistas no han resultado fructíferas: los socialistas finalmente no han aceptado un Ejecutivo bicolor y solo proponían un acuerdo programático que a UP no le ha parecido suficiente.

Por otro lado, en el último momento, Albert Rivera, líder de Ciudadanos, sorprendía con una propuesta que muchos han tachado como una actuación con la única intención de sacar rédito electoral de cara al próximo noviembre: ofrecía a los socialistas su abstención a cambio de que Sánchez se comprometiera con tres puntos relacionados con el Gobierno de la región de Navarra, el juicio del proceso catalán y el rechazo a la subida de impuestos.

Esta proposición necesitaba necesariamente que el Partido Popular se sumara a la estrategia, pues si UP votaba en contra, Sánchez no solo necesitaba la abstención de Ciudadanos, sino también la de los populares. Pero Pablo Casado, líder del PP, en todo momento manifestó su intención de votar contra la candidatura de Pedro Sánchez.

En cualquier caso, Sánchez no mostró ningún interés en hacerle el juego a Rivera y se limitó a contestar por escrito que ya se cumplían los tres requisitos para que Ciudadanos se abstuviera, respuesta que el líder de esta formación calificó de "tomadura de pelo".

5. ¿Por qué España ha celebrado 4 elecciones en 4 años?

Tras el fracaso de Sánchez, España se enfrenta a la celebración de elecciones generales por cuarta vez en cuatro años, envuelta en un ciclo político convulso que comenzó en 2015.

Tras las elecciones de noviembre de ese año, cuando la fuerza más votada fue el Partido Popular, liderado por el expresidente Mariano Rajoy, la composición del Parlamento reflejó una fragmentación similar a la actual. Los partidos tampoco se pusieron de acuerdo para nombrar un presidente y los comicios se repitieron por primera vez en el país.

El resultado de la siguiente consulta, en junio de 2016, tampoco arrojó una mayoría absoluta, pero en esta ocasión Rajoy sí consiguió ser investido gracias a la abstención del Partido Socialista. La debilidad de su Gobierno se manifestó tan solo dos años después, en 2018, cuando una moción de censura –la primera que triunfaba en la democracia española– defenestró al líder popular y colocó al frente del Ejecutivo a Pedro Sánchez.

La moción de censura es un mecanismo que incluye la Constitución española por la que un presidente puede ser reemplazado por otro si el primero pierde el apoyo parlamentario con el que había sido elegido y la mayoría de los diputados se lo otorga al promotor de la moción. De este modo, la legislatura no se interrumpe. 

Sin embargo, este año, después de solo 10 meses al frente del Gobierno y tras ser incapaz de sacar adelante las cuentas públicas, Sánchez se vio obligado a convocar unas nuevas elecciones, las últimas celebradas en el país, el pasado 28 de abril. La situación se convirtió en un reflejo de lo ocurrido en 2015 pero con los papeles intercambiados entre socialistas y populares: sin acuerdo para nombrar presidente la coyuntura ha vuelto a desembocar en la repetición electoral.

6. ¿Por qué la inestabilidad parlamentaria ahora?

La situación vivida en los últimos años responde al hundimiento del bipartidismo y el surgimiento de nuevos partidos. Hasta 2015 dos grandes fuerzas políticas, Partido Socialista y Partido Popular, se repartían la mayor parte del pastel, llegando a copar entre ambos hasta el 85 % de los escaños del Congreso de los Diputados.

En 2015 emerge con fuerza una nueva formación, Podemos, nacida al calor del 15M, el movimiento que llenó las plazas del país en 2011 mostrando el descontento de una ciudadanía que echaba en cara a la clase política la gestión que se estaba haciendo de la crisis económica que se inició en 2007.

También por las mismas fechas apareció en escena a nivel nacional Ciudadanos, un partido que nació en Cataluña, pero que ese año dio el salto a nivel nacional convirtiéndose en la cuarta fuerza del Parlamento.

Habría que esperar hasta este mismo año para que se estrenara en el Congreso una nueva formación, Vox, esta vez de corte ultraderechista, que completarían el panorama de los cinco grandes partidos nacionales que hay en la actualidad.

Precisamente, la aparición de las nuevas formaciones, que ha supuesto el fin del bipartidismo, ha hecho que hayan desaparecido las mayorías absolutas. Hasta ahora la alternancia en el poder entre PP y PSOE era un hecho, donde los Gobiernos o bien partían de una mayoría hegemónica en el Hemiciclo, o bien se apoyaban en un único partido nacionalista que daba estabilidad a toda la legislatura, normalmente un partido catalán o vasco. 

Este escenario al que se acostumbró el ciudadano español durante casi 40 años ha desaparecido. Y la fragmentación política hace que las diferentes fuerzas de ámbito nacional deban llegar a acuerdos para gobernar que, hasta ahora, se han revelado arduos, como ha demostrado la incapacidad para formar Gobierno tras dos elecciones (2015 y 2019) o la moción de censura de 2018. Lo que ha sido norma en muchos países europeos, los Gobiernos de coalición, parece que está costando ser asimilado en España.

7. La situación de los partidos: ¿Todo por las encuestas?

  • Partido Socialista

El PSOE afronta los próximos comicios con ventaja, según los últimos sondeos publicados. Así, todas las encuestas vaticinan que el partido de Sánchez aumentará su representación parlamentaria. Precisamente es esta situación la que ha hecho que muchos analistas hayan afirmado que el candidato socialista no tenía ningún interés en pactar y prefería la convocatoria electoral: aumentarían sus escaños y debilitaría a sus adversarios, sobre todo a UP, que es la formación que más se ha estado nutriendo de los exvotantes socialistas y que, en un momento dado, incluso coqueteó con quitarle al PSOE la hegemonía de la izquierda en el país.

  • Partido Popular

El Partido Popular, por su parte, cree que ya ha tocado suelo y que unos nuevos comicios le darían un resultado mejor que los escuetos 66 representantes que tiene en la actualidad. Esta percepción se refuerza, sobre todo, porque los sondeos son unánimes en predecir una posible caída electoral de Ciudadanos, actualmente su competidor directo por el electorado de la derecha.

  • Ciudadanos

El batacazo demoscópico estaría detrás de los últimos movimientos del líder de Ciudadanos. Desde que se conoció el resultado electoral de abril, Rivera se había comprometido con un 'no' rotundo a Sánchez e, incluso, se había negado a reunirse con él. Pero, en el último momento, este mismo lunes, se descolgó con una propuesta para facilitar su investidura. Los sondeos indican que sería el peor parado de los cuatro grandes líderes en la nueva cita con las urnas.

  • Podemos

El caso de Podemos es similar al anterior. Las bajas expectativas en los nuevos comicios hacen que se haya esforzado para que no hubiera repetición electoral y se pudiera conseguir la formación de un Gobierno progresista. Pero no han sido capaces de lograrlo sin renunciar a su objetivo de entrar en el Gobierno, sobre todo cuando a Sánchez sí le viene bien que los ciudadanos voten de nuevo y la amenaza electoral no asustaba al presidente en funciones durante las negociaciones.

  • Vox

Las circunstancias del partido de ultraderecha Vox son diferentes a las del resto. Ausente en todo momento del debate en torno a las conversaciones para investir a Sánchez, ni sus votos eran necesarios, ni se esperaba en ningún momento que pudiera cambiar su 'no' por otra posición.

En abril consiguieron el voto del 10 % de los españoles, pero las últimas encuestas pronostican que este apoyo puede caer incluso por debajo de 4 %, según el Centro de Investigación Sociológica, o por debajo del 7 %, según otros sondeos.

8. Participación, abstención y ultraderecha

La composición actual del Hemiciclo, con una mayoría progresista, ha sido posible, entre otras cosas, porque la ciudadanía acudió a votar en masa en abril. Uno de los motivos de esta alta participación en un país en el que votar es un derecho pero no una obligación se encuentra en el surgimiento de Vox.

El partido ultraderechista, liderado por Santiago Abascal, consiguió por primera vez representación institucional en las elecciones de Andalucía de diciembre de 2018. El auge de la extrema derecha tomó por sorpresa a buena parte de la ciudadanía, que decidió acudir a votar para conjurar la amenaza.

Pero unas elecciones generales por cuarta vez en cuatro años tienen el peligro de desmovilizar al electorado, sobre todo al votante de izquierdas. De este modo, en noviembre, la composición del Congreso de los Diputados podría variar si se confirmase un aumento de la abstención y provocar que el bloque mayoritario sea el de la derecha, formado por Partido Popular, Ciudadanos y Vox.

Nuria López

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