Tras la retirada de Estados Unidos del tratado de misiles de mediano y corto alcance, Rusia ha comenzado a realizar y mostrar pruebas de sus sistemas misilísticos, con lo cual "lanza un reto" en particular a las capacidades de la flota de EE.UU. en el Pacífico, señalan diversas fuentes occidentales y en especial el británico Daily Express.
Se trata de recientes pruebas de los misiles P-800 Ónix, lanzados por los sistemas rusos Bastión desde las costas de la región de Chukotka (Lejano Oriente de Rusia), no lejos de las fronteras de EE.UU., contra un blanco naval ubicado a más de 200 kilómetros.
El misil de crucero Ónix, diseñado para destruir blancos navales, también puede ser usado con eficacia contra objetivos en tierra. Este 25 de septiembre, la agencia rusa TASS informó –remitiéndose a fuentes anónimas del sector de la industria militar– que tras la retirada de Estados Unidos del tratado de misiles de alcance medio, la empresa NPO Mashinostroenia desarrolló una versión naval, el Ónix-M, con alcance de unos 800 kilómetros.
Se trata entonces de un proyectil que supera en 250 kilómetros el rango de alcance que permitía el tratado que Washington dio por suspendido el 1 de febrero de este año, y que abandonó definitivamente el pasado 2 de agosto.