La lucha contra el consumo de carne roja es una constante de la comunidad científica, en su esfuerzo por reducir el riesgo de contraer enfermedades. Sin embargo, una nueva investigación refutó esa idea y aseguró que no es necesario disminuir la ingesta. Especialistas de varios países han criticado las conclusiones a las que ha llegado este estudio.
El grupo denominado nutriRECS (Recomendaciones nutricionales) aseguró que la mayoría de las personas no debe modificar sus costumbres en torno al consumo de carne roja y procesada, ya que no hay evidencia estadística significativa para relacionarlo con el peligro de padecer enfermedades cardíacas o cáncer.
"La certeza para demostrar estas reducciones de riesgo fue entre baja y muy baja", afirmó el epidemiólogo de la Universidad de Dalhousie (Canadá) Bradley Johnston, uno de los responsables de la investigación publicada en Annals of Internal Medicine.
El estudio fue realizado por 14 investigadores de varios países que analizaron cinco estudios previos que contenían información de unas 54.000 personas.
Duras respuestas
Especialistas de distintas instituciones manifestaron su repudio a este informe. Walter Willett, profesor de epidemiología y nutrición en la Escuela de Salud Pública de Harvard TH Chan, sostuvo que tiene "defectos" y lo definió como el "abuso de evidencias más atroz" que haya visto.
"La magnitud de la reducción del riesgo al reemplazar la carne roja por fuentes de proteínas saludables es similar a la de muchos medicamentos que utilizamos para tratar el colesterol alto en la sangre y la presión arterial", agregó.
En tanto, la propia Universidad de Harvard emitió un comunicado en el que denunció que el informe del grupo nutriRECS tiene el potencial para dañar "la salud de las personas, la salud pública y la del planeta".
"Estos estudios no deben cambiar las recomendaciones actuales sobre patrones alimentarios saludables y equilibrados para la prevención de enfermedades crónicas", agregó.
Estas críticas están en línea con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que había definido a la carne roja como probablemente cancerígena para los humanos y a la carne procesada como cancerígena.