Las elecciones presidenciales del próximo 20 de octubre en Bolivia podrían considerarse como definitorias en cuanto al panorama político que tendrá por delante el Estado Plurinacional. No solo porque las últimas encuestas locales le otorgan al líder del MAS, Evo Morales, una victoria del 33 % frente a su principal contrincante Carlos Mesa, escenario que se aleja de los tres anteriores comicios, cuando el mandatario obtuvo victorias contundentes con un 63 % (2014); 64 % (2009) y 53 % (2005).
También, y en coincidencia con los resultados de las elecciones primarias celebradas en enero —donde Morales sacó 35 % de los votos—, podría habilitarse la circunstancia a disputar un eventual balotaje el próximo 15 de diciembre. Pero las razones que parecen haber mermado el respaldo electoral, explican diferentes analistas políticos, oscilan entre varios factores, entre ellos: la imposibilidad de captar el voto indeciso, que hoy se estima en un 15 % y que garantizaría un triunfo en primera vuelta para el oficialismo; los actuales incendios en la región de Chiquitanía; y el natural desgaste de su figura, tras perder en el referéndum del 2016.
Para que Evo Morales consiga su tercera reelección, que lo habilitará a gobernar hasta 2025, necesitará ganar por un 40 % y sacarle diez puntos de diferencia al segundo candidato más votado. Otra de las posibilidades que le permitirán continuar en el poder, sin necesidad de un balotaje, es que él consiga más del 50 % de los sufragios.
El voto de los indecisos y la perdida de electores
Para Mario Torrico Terán, politólogo boliviano e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), las últimas encuestas "subestiman" al votante de Morales y, pese a reconocer que existe un alto indice de electores indecisos, afirma que la posibilidad de una segunda vuelta electoral "está lejos" de ser un hecho.
"En Bolivia, las consultoras dedicadas a los sondeos electorales suelen subestimar el voto al presidente. Les ha pasado siempre (...), un 40 % del padrón pertenece al ámbito rural y ese porcentaje se destina casi todo para Morales", detalla el especialista en diálogo con RT.
Frente a esto, el analista político admite que en el país sudamericano las encuestas aún "no logran obtener una representatividad cabal del sufragio en zonas campesinas", debido a que no pueden "penetrar" demasiado en determinadas zonas. "Es por eso mismo que el mandatario siempre termina por recaudar más votos de lo estimado", agrega Torrico Terán.
Aunque el académico reconoce que Bolivia continúa manteniendo una economía con un "buen desempeño" y con indicadores "por encima del promedio" en la región, existe en el oficialismo "una perdida de votantes" en comparación con elecciones anteriores.
Sin embargo, considera que el desgaste es normal después de 14 años de Gobierno, en los que no han faltado turbulencias como el escándalo del Fondo Indígena. "Hay declaraciones de exejecutivos de la empresa que señalan operaciones ilegales en Bolivia, aunque no se investigue tanto como en otros países", dice el politólogo.
Otro acontecimiento que el especialista destaca como un factor determinante en la pérdida de confianza electoral tiene que ver con los resultados del referéndum del 2016, impulsado por el presidente. El objetivo del oficialismo, en aquel entonces, era convocar a la población boliviana a las urnas para que votaran un proyecto de modificación constitucional, que habilitaba a Morales a postularse para una tercera reelección.
El 'No' ganó con un total del 51% de los votos, mientras que el 'Sí' obtuvo el 49% de aprobación. Sin embargo, desde el Gobierno no quedaron conformes con los resultados y apelaron la decisión en el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia. Finalmente, en 2018, el órgano electoral falló a favor de Morales al reconocer que su postulación era un "derecho humano" que no podían negarle.
No obstante, Terán resalta que "un porcentaje muy alto de la población no está de acuerdo" con la decisión del Tribunal porque considera que la repostulación es una "violación a la Constitución".
Por otro lado, Jorge Dulón, politólogo y especialista en políticas públicas, cree que el actual mandatario no conseguirá los votos necesarios para una victoria en primera vuelta y que el escenario para un posible balotaje es altamente "probable".
"El desafío de Morales es poder llegar a ese 15% de electores indecisos y esto intentará conseguirlo fortaleciendo un discurso que ya ha comenzado a desarrollar sobre la posibilidad de un estallido social, en caso de que Carlos Mesa sea el triunfador. De hecho, la propaganda que impulsan desde el oficialismo es que Bolivia podría terminar como la Argentina de Macri si pierden las elecciones", resalta Dulón.
Al igual que su colega, Dulón sostiene que la perdida del apoyo electoral podría estar fundamentada en los presuntos casos de corrupción estatal y los resultados del referendo de 2016. Sin embargo, reconoce que el respaldo de los sindicatos cocaleros y mineros para Morales está garantizado, en vista de que esos sectores, "hoy tienen su representación asegurada en la Asamblea Legislativa Plurinacional".
La pérdida de los 2/3 en el Congreso
Además de elegir a la máxima autoridad del Gobierno para estas elecciones, los ciudadanos también deberán votar por los legisladores que integrarán la Asamblea Legislativa, conformada por 130 diputados y 36 senadores.
De acuerdo a las últimas proyecciones, de mantenerse la tendencia actual, el líder del MAS podría conseguir la mayoría en las cámaras de diputados y senadores, pero ya no contaría con los 2/3 que tuvo hasta ahora. En el país sudamericano, disponer de este número en el parlamento posibilita la aprobación de leyes y facilita el nombramiento de nuevos ministros.
Con este panorama, 'Comunidad Ciudadana', de Carlos Mesa, sería la segunda fuerza política, y el partido 'Bolivia dice No', del candidato Carlos Ortiz, quedaría como la tercera mayoría.
Frente a esto, Mario Torrico Terán asegura que la pérdida de la mayoría absoluta podría habilitar a que el MAS utilice a las movilizaciones sociales como método de "presión" dentro del Congreso.
"En su primer gobierno (2006-2009), Evo no tenía mayoría en el Senado y eso fue muy problemático y conflictivo para su partido. La forma de lidiar con esto fue a través de la movilización social. El oficialismo maneja sectores importantes, como los cocaleros ymineros", dice Torrico Terán, quien sin embargo reconoce que Morales podría gobernar con una Cámara de Senadores de mayoría opositora porque sus adversarios políticos "no son un bloque unido".
Dulón, en cambio, opina que las fuerzas de la oposición sí podrían formar una alianza dentro de la Asamblea y obtener los 2/3 para, de esta forma, limitar la gobernabilidad del oficialismo.
"Definitivamente, ni Morales ni Carlos Mesa tendrían la mayoría absoluta. Sin embargo, las dos fuerzas hegemónicas de la oposición podrían impulsar un frente de alianza con vistas a limitar los poderes del Ejecutivo. Esto es positivo para la democracia de Bolivia", afirma el analista político.
Los incendios en Chiquitanía
Otro de los factores que las encuestas locales analizan como un indicador electoral son el manejo de los devastadores incendios en la región de Chiquitanía, ubicada al sur del país. Los focos, que comenzaron en agosto, se propagaron en 1,2 millones de hectáreas de pastizales y bosques, dejando un saldo de miles de damnificados.
Las fuerzas de la oposición aprovecharon las circunstancias para criticar la intervención del Gobierno para mitigar los daños, dado que —desde el Ejecutivo— se negaron a declarar la 'emergencia ambiental'. Además, se acusó a la gestión de Morales de "facilitar" la deforestación en esa zona, al impulsar leyes de promoción a la explotación ganadera.
En referencia a esto último, el mandatario había promulgado en el mes de junio —semanas antes de la tragedia ambiental— el decreto presidencial número 3973. Allí se establecieron las condiciones que autorizaban al desmonte y la quema "controlada" de bosques para actividades agropecuarias en los departamentos de Santa Cruz y Beni.
Para Dulón, la gravedad de los incendios será una variable "importante" en la elección del 20 de octubre, y considera que "el gobierno no ha medido las magnitud de las consecuencias negativas en este caso".
En cuanto a este punto, cabe destacar que el líder indígena creó, a mediados de agosto, el Gabinete de Emergencia Ambiental para hacer frente a los incendios forestales.
En cambio, para Torrico Terán, los actuales incendios, en sí mismos, no tendrán incidencia directa en la pérdida de votos de Morales, pero sí su modelo "extractivista".
"El escándalo es internacional y hay mucha indignación, pero los incendios no le han restado votos a Evo. Lo que sí se aprecia a raíz de esto es que el gobierno mantiene una postura extractivista basada en la explotación de hidrocarburos y recursos naturales. Esto requiere la ampliación de las fronteras agrícolas y, justamente, va en contra de los ideales del MAS. La actual situación confrontó a Morales con dirigentes indígenas que jamas habían cuestionado sus políticas", detalla el politólogo.
En un acto oficial, celebrado en el mes de julio, el presidente de Bolivia defendió la inclinación "extractivista" de su Gobierno, señalando que la monetización de los recursos naturales ha llevado a Bolivia a ocupar los primeros lugares de crecimiento económico en la región.
Facundo Lo Duca
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