Una bioimpresora tridimensional diseñada por ingenieros rusos ha podido 'ensamblar' en condiciones orbitales el primer trozo de carne a partir de células musculares de origen vacuno. El experimento se llevó a cabo en la Estación Espacial Internacional el 26 de septiembre pasado y el tiempo transcurrido ha permitido a las compañías participantes en el proyecto estimar que fue un éxito.
Según detalla un comunicado difundido por el laboratorio de biotecnología 3D Bioprinting Solutions, con sede en Moscú, se trata de una construcción de mioblastos (célula precursora de las fibras musculares) y fibroblastos (células del tejido conjuntivo) hecha por medio de la "biofabricación magnética". La posibilidad de desarrollar carne bovina a partir de células había sido desarrollada y proporcionada por la empresa Aleph Farms (Israel), que codirigió el experimento.
La operadora no especifica de qué tamaño ha sido este 'filete' y dónde se encuentra ahora.
"Las misiones espaciales tripuladas a largo plazo tienen que enfrentar desafíos desiguales en materia de nutrición y reutilización de todos los recursos orgánicos disponibles", sostuvo el cofundador de 3D Bioprinting, Alexánder Ostrovski. En su opinión, la tecnología puesta a prueba "tiene varias ventajas únicas, como la sostenibilidad, la personalización y la bioseguridad".
El proyecto, que todavía está en fase inicial, contempla imprimir asimismo carne de conejo y también pescado. Los autores esperan que se puedan también utilizar en el futuro los resultados "para mejorar la capacidad de producción de carne cultivada en la Tierra".
Aleph Farms, que extrae células de las vacas vivas, informó de su primer éxito en el cultivo cárnico —pero en condiciones de un laboratorio terrestre— en diciembre del 2018, cuando estableció en 50 dólares el coste de un pequeño filete.
La bioimpresora, que se encuentra a bordo del segmento ruso de la EEI desde el diciembre pasado, aprovecha el campo magnético artificial para la síntesis de tejidos.