Hace medio mes subió el precio del pasaje en la red de transporte de Santiago de Chile. Desde el Gobierno subrayan que se hizo tal como marcan las normas y que un 'grupo de técnicos' definió el valor. Fue el resultado de análisis numéricos, pero falló el cálculo de los efectos sociales.
Esta semana, jóvenes estudiantes empezaron a impulsar la "evasión masiva" y hace cuatro días que —en diferentes partes de la capital chilena— cientos y cientos de jóvenes se saltan los vallados y pasan al metro sin pagar en señal de protesta. La respuesta oficial fue aumentar la cantidad de policía en las estaciones y criminalizar la protesta, así como detener y golpear a los estudiantes.
La iniciativa surgió de los estudiantes del Instituto Nacional, una prestigiosa entidad educativa pública y que además queda cerca de una de las principales estaciones de metro. Pero a medida que pasaban los días se iba masificando en cada vez más liceos y colegios de Santiago y universidades.
Es que había algo que llamaba la atención: "Se ocultó mucho el alza de los transportes públicos en los medios, no aparecía en los horarios en que la gente se busca informar. Quizá porque en Chile hay una tradición de estallidos sociales a partir de alzas en los servicios. Con esta medida, se logró saltar un cerco mediático y se hizo notar que se impuso un suba en una cuestión vital como es la tarifa de transporte", dijo a RT Miguel Urrutia, profesor de Sociología de la Universidad de Chile.
Desde el gremio del metro apoyaron a los estudiantes. "Los más pobres terminan pagando gran parte de su ingreso en un servicio cuando, en realidad, nosotros entendemos que un transporte de calidad con una tarifa justa es un derecho", dijo a este medio Eric Campos, presidente del Sindicato Metro. "Compartimos la demanda de los estudiantes respecto de la rebaja de la tarifa, aunque evidentemente no estamos a favor de medidas que pongan a riesgo a trabajadores o usuarios", explicó.
Campos valora que los estudiantes lograron poner en el centro del ojo público el tema. "En ese debate público construimos una propuesta: en las grandes ciudades en que funciona el transporte, la propiedad es completamente estatal", destacó. Para él, llegó el momento de "discutir la estatización del servicio público y que el estado se haga de la propiedad completa".
La reacción oficial: criminalizar
Los estudiantes corren, saltan, cantan en contra del aumento y reivindican luchar. Pero la respuesta oficial es dura. El presidente Sebastián Piñera se refirió al tema este viernes e incluso dijo que analizan aplicar la 'ley de seguridad del Estado', una norma que da facultades extraordinarias al Ejecutivo. "Una cosa es manifestarse y otra cosa es el vandalismo que hemos observado (...) El metro es vital para todos los habitantes de la Región Metropolitana. Este afán de todo esto no es protesta, es delincuencia", consideró.
Por su parte, la ministra de Transporte, Gloria Hutt, afirmó que "la decisión ya está establecida". Además, criticó las protestas en diálogo a la prensa local. "Nuestra mayor preocupación es cómo esta violencia está afectando a las personas. No es una discusión que tenga que surgir del nivel de violencia que hemos visto".
Campos consideró: "Todo indica que las movilizaciones van a continuar, tenemos 15 trabajadores heridos y eso en ningún caso lo avalamos, al contrario. Sin embargo, la respuesta del Gobierno hoy en día ha sido criminalizar a los jóvenes y aumentar la cantidad de Carabineros [policía]. Las respuestas deberían venir desde las políticas públicas".
Pero la policía sigue rodeando las estaciones. "Mientras haya violencia, Carabineros va a seguir actuando en las estaciones de Metro", dijo la Ministra Hutt.
A Urrutia no le llama la atención la reacción del gobierno pero considera que no hay que naturalizarlo: "Es la criminalización de las manifestaciones de descontento, inmediatamente son puestos a la par de actos delictuales, son señalados como violencia extrema. Hay una falta clara de ponderación de las autoridades. Tenemos un gobierno que tiene un componente pinochetista muy fuerte en su interior", consideró.
Los cálculos
El Transantiago es el sistema de Transporte público de Santiago de Chile, que empezó a funcionar en 2007 y es de propiedad mixta. "El metro es propiedad del Estado y el bus, privada. Pero la tarifa es integrada, un cálculo técnico. Es decir: al pagar un dólar veinte centavos se puede subir al metro y a los buses pero de eso al Estado solo llegan 50 centavos", explicó Urrutia.
Varias fuentes coinciden en que desde que empezó a correr el nuevo sistema, el precio subió 22 veces. Pero, ¿cuánto representa eso en el salario de los chilenos y las chilenas?
"El pasaje subió a 820 pesos, más de un dólar. Es un impacto muy grande, sobre todo para los que cobran el salario mínimo [unos 300.000 pesos chilenos, equivalente a unos 400 dólares], que son muchos. Esta es una ciudad muy cara, en la que pagas mucho por energía, por agua caliente, por todo", explicó a RT Cristian Pérez, académico de la Universidad Diego Portales.
Se calcula que respecto el salario mínimo ocupa el 20 %; en promedio nacional el 10 % y tomando como ejemplo a un pensionado, el gasto de transporte llega a ocupar el 30 % de sus ingresos.
Pero desde el gobierno insisten en que el cálculo técnico es el correcto. Así anunciaban el aumento desde el Ministerio el 4 de octubre: "Esto, debido al mayor precio de los insumos del sistema, como el petróleo, la variación del IPC, la mano de obra y otros factores, como el precio del dólar, que inciden en el funcionamiento de los buses, el metro y los trenes"
En el comunicado oficial al respecto del Sindicato Unificado de Trabajadores del Metro, se lee: "Visualizamos las evasiones masivas como un efecto social producto de las continuas alzas en la tarifa, alzas que son definidas por un 'panel de expertos' que oculta la responsabilidad política del gobierno en la gestión del transporte público como un derecho de la sociedad".
Según Pérez el problema viene de largas décadas atrás y tiene que ver con haber entregado el manejo de las políticas públicas. "Es el modelo de desarrollo impulsado por los 'Chicago boys' que, entre otras cosas, les otorgó a los técnicos 'sabios' venidos de universidades norteamericanas las llaves de las políticas. Suplantó los políticos con estos economistas y toman las decisiones sin tomar en cuenta a las personas", consideró. Así un círculo de supuestos expertos que conoce mucho sobre precio de dólar y petróleo, pero nada sobre viajar en metro, deciden la tarifa.
La gran inquietud es si esto se logrará articular de manera más integral. "La pregunta que se hace la gente acá no es si Chile está mejor o peor sino por qué se cosechan los frutos de una cierta estabilidad de manera tan desigual, siendo que los grandes esfuerzos son los que realizan por sectores de la población que —justamente— son los se movilizan diariamente en el transporte público".
Julia Muriel Dominzain