El Vaticano ha desmentido este 22 de octubre las afirmaciones de que está al borde de la quiebra, expresadas por el periodista italiano Gianluigi Nuzzi en su libro 'Giudizio universale' ('Juicio Universal', en español), publicado este lunes.
Según la obra, las causas principales de esta preocupante situación consisten en la mala gestión de las finanzas e inmuebles por parte de la Iglesia, así como la reducción del volumen de donaciones. En ese contexto, reiteró que el año pasado la Santa Sede perdió cerca de 44 millones de euros (unos 49 millones de dólares).
El periodista cita un informe de un funcionario vaticano, en el que este precisó que el déficit "ha alcanzado niveles preocupantes" y advirtió de un impago si "no se dan pasos urgentes". Según el pronóstico de Nuzzi, si no hay un cambio de rumbo, el Vaticano puede entrar en bancarrota en el 2023.
"Revisión de gastos"
Sin embargo, desde el Vaticano han desmentido los datos en cuestión. "No hay peligro de un impago. Solo existe la necesidad de una revisión de gastos. Y eso es lo que estamos haciendo", declaró Nunzio Galantino, presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) —organismo responsable de la gestión de los inmuebles y las finanzas del Vaticano—, en el marco de una entrevista con el diario Avvenire.
De acuerdo con sus afirmaciones, la situación actual en la Santa Sede "no es nada diferente" de lo que sucede en cualquier familia o "incluso en Estados de diferentes continentes". "En cierto punto miramos lo que gastamos, vemos lo que entra y tratamos de reequilibrar los gastos", destacó.
Galantino hizo hincapié en que el Vaticano no tiene impuestos o deuda pública y todas las finanzas de las que dispone consisten en donaciones de los fieles y las diócesis en todo el mundo e ingresos que recibe gracias a su patrimonio.
En ese contexto, precisó que en el 2018 la APSA obtuvo un beneficio de 22 millones de euros (más de 24,4 millones de dólares), mientras que los datos contables negativos se deben "a una intervención extraordinaria destinada a preservar el funcionamiento de un hospital católico y los puestos de trabajo de sus empleados".
Además, Nuzzi ha revelado en su libro que tras una reforma económica del 2018, impulsada por el papa Francisco, en la Santa Sede recurrieron a una contabilidad paralela, pero Galantino también desmintió la información al respecto. "Lo confirmo y repito. La APSA no tiene cuentas secretas o encriptadas. Demuestren lo contrario", reiteró.