La mañana de este jueves comienza el traslado de los restos mortales del dictador que dirigió España durante casi cuatro décadas: Francisco Franco. Viajarán desde el lugar donde han reposado desde 1975, en el enclave monumental del Valle de los Caídos, hasta el cementerio de Mingorrubio, donde descansan los restos de su esposa, a tan solo 34 kilómetros de distancia.
Tras varias horas de trabajo de los operarios y la celebración de un oficio religioso, el féretro con el cuerpo del dictador ha salido a hombros de ocho familiares adornado por una corona de flores con la bandera de España. Cuando el ataud ya había sido introducido en el coche fúnebre y bendecido por el clérigo, se han escuchado los gritos de: "¡Viva España! ¡Viva Franco!".
La Delegación del Gobierno en Madrid anunció este miércoles que prohibía un acto en el camposanto de Mingorrubio, en el barrio madrileño de El Pardo, convocado por la Fundación Francisco Franco para rezar por el alma del dictador, después de que la Policía Nacional emitiera un informe en el que se advertía que se podrían causar desórdenes públicos.
Aún así, a nivel particular, durante la mañana se han concentrado unas decenas de franquistas en el cementerio donde los restos serán reinhumados, que ha obligado a desplegarse a seis furgonetas de la Policía para evitar incidentes.
A primera hora de la mañana seis furgonetas han trasladado a Mingorrubio una docena de coronas de flores, muchas de ellas con los colores de la bandera de España, con diversos mensajes, entre los que se leían 'Barcelona con Franco siempre' o 'Valencia con el generalísimo'.
También alrededor de las 10 de la mañana (local) la familia Franco llegó a la Basílica del Valle de los Caídos. Todos los miembros portaban en la solapa un lazo con los colores de la bandera española y uno de los nietos de dictador, Francis Franco, que portaba la bandera preconstitucional doblada en la mano ha declarado a los medios de comunicación: "Lo que buscan es que parezca que mi abuelo está solo, que nadie quiere estar allí".
Los únicos autorizados a estar presentes en el momento de la exhumación, básicamente familia, autoridades y operarios, tenían prohibido tomar fotografías ni grabar imágenes. Así, los medios de comunicación, que han reunido alrededor de 500 periodistas en los alrededores del recinto, no han tenido permitido acceder al interior de la Basílica.
El Ejecutivo ha cifrado en 63.000 euros el coste de este operativo, que incluye el levantamiento de una losa de mármol de unos 1.500 kilos y el traslado de los restos en helicóptero.
El médico forense Alejandro López Iranzo opina que "como está perfectamente embalsamado, lo normal es que el cuerpo se encuentre momificado", y describe el proceso como que "el cuerpo se deshidrata y queda la estructura, pero sin hidratación", por lo que sostiene que lo más probable es "encontrarlo perfectamente identificable".
Una vez que los restos sean reinhumados, los familiares han ordenado oficiar una ceremonia religiosa. Los nietos de Franco han encargado este culto a Ramón Tejero, sacerdote hijo de Antonio Tejero, quien dio un golpe de Estado fracasado en 1981; y a Santiago Carrera, prior de la abadía del Valle de los Caídos, conocido por su resistencia a la exhumación y por sus simpatías franquistas.
Julián Rebollo, presidente de la Plataforma Contra la Impunidad del Franquismo, ve un éxito en la exhumación, aunque asegura que aún queda trabajo con las víctimas de la dictadura. Además, cree que es necesario convertir el Valle en "un centro para la memoria" y "eliminar signos franquistas y religiosos" del lugar.
"Un antes y un después" para las víctimas del franquismo
José Luis Muga, portavoz de la Federación Estatal de Foros por la Memoria Histórica, sostiene que el operativo de este jueves "es un paso más", que significa "un antes y un después", porque "la dignificación de las víctimas del franquismo se podrá hacer con mucha más facilidad". Además cree que "cuando se forme un nuevo Gobierno" se iniciará "todo un proceso para la resignificación" del Valle de los Caídos, y espera que se reconvierta en "un recuerdo de todas las víctimas del franquismo".
Muga también se refiere a los restos de José Antonio Primo de Rivera, el líder fascista que está enterrado en un lugar preeminente hasta ahora junto a los restos de Franco. La intención del presidente Pedro Sánchez es que Primo de Rivera permanezca en el interior de la Basílica pero en un lugar más anónimo, que evite la exaltación. El motivo es que está previsto que en el lugar reposen víctimas de la Guerra Civil y Primo de Rivera sí falleció durante el conflicto, a diferencia de Franco.
El presidente de la Federación de Foros por la Memoria sostiene que esta exhumación "no cierra heridas, sino que sirve para demostrar que el sistema democrático español es un poquito mejor que ayer", y defiende que la apertura de los columbarios de la Basílica que contienen la mayor fosa común de España vaya seguida de instrucciones judiciales para esclarecer las muertes violentas, hallar responsables y proporcionar justicia.
Por su parte, Francisco Cansado, representante de la Asociación pro Exhumación de Republicanos afirma que "se cierra un capítulo a nivel general", pero cree que aún continua abierto otro, que "es la salida de otros muchos restos" que permanecen en el interior de la Basílica del Valle de los Caídos. "Hay que identificar los cuerpos de los familiares que hemos solicitado sacar los restos" y apuesta por "recuperar las cajas con los cuerpos dentro y llevarlos a los pueblos de origen, de donde nunca debieron salir".
Cansado relata su caso particular. Su abuelo, que era concejal de un pequeño Ayuntamiento, era secretario general de un sindicato y labrador. Fue detenido y trasladado primero a Calatayud y posteriormente a Zaragoza, ciudad a la que nunca llegó, puesto que pararon en un desvío, le asesinaron junto con otras 11 personas y le enterraron en una fosa. En el año 1959 se enteraron de que sus restos habían sido sustraídos para llevarlos al Valle de los Caídos. Ahora, al igual que otros muchos familiares, reclama los restos de su abuelo para llevarlos a su tierra natal.
Primeras reacciones políticas
Algunos de los principales líderes políticos del país ya se han manifestado sobre el operativo de este viernes.
El presidente socialista en funciones, Pedro Sánchez, no se ha manifestado todavía a lo largo de esta jornada, pero sí lo hizo este miércoles en un mintin celebrado en Zamora, en el interior del país. Sánchez denominó la exhumación como "una gran victoria de la democracia española", y sostuvo que "algunos critican que esto es electoralismo", pero afirmó que han cumplido con su promesa y que este 24 de octubre acabarán "con el mausoleo del dictador".
Pablo Iglesias, líder del grupo parlamentario Unidas Podemos, ha dicho a través de las redes que "hoy es un día hermoso" para España, aunque ha advertido de que aún quedan "muchas tareas pedientes", porque "el franquismo está incrustado en las oligarquías, en las cloacas y los poderes económicos".
Por su parte, el político del partido de derechas Ciudadanos, Albert Rivera, ha criticado en una entrevista televisiva al Gobierno porque a su parecer "la prioridad no deberían ser los huesos de un dictador muerto hace 44 años".
El final de un proceso
Con esta exhumación culmina un largo proceso jurídico y administrativo que fue impulsado por el Gobierno de Pedro Sánchez hace más de un año, y que ha tenido que superar diversos obstáculos legales, puestos tanto por la familia Franco como por la orden benedictina que custodia la Basílica donde descansaban hasta este jueves los restos del dictador.
Ignacio González Vega, portavoz de Jueces para la Democracia, cree que a la familia aún le queda un último recurso y que en última instancia tratará de llegar hasta Tribunal de Derechos Humanos en Estrasburgo para que se pronuncie sobre si se puede sustraer a la familia el derecho a decidir donde deben reposar los restos de un familiar.
Así, si finalmente Estrasburgo les diera la razón, "habría que exhumarlo de El Pardo y llevar sus restos hasta el centro de la ciudad de Madrid", según el jurista, hasta la catedral de la Almudena, donde los nietos del dictador pretendían realizar el nuevo enterramiento, proyecto que fue rechazado por el Gobierno porque volverían a constituir un lugar de exaltación del franquismo en pleno corazón de la capital española.
El traslado de los restos de Franco fue una de las medidas estrella del Ejecutivo socialista desde que Pedro Sánchez fue investido presidente en junio de 2018. Su decisión, además, estaba avalada por la voluntad del Congreso de los Diputados, que en mayo de 2017 había aprobado una proposición no de ley que pedía la exhumación de los restos del dictador y su traslado fuera del Valle de los Caídos para evitar su exaltación.
El Valle de los Caídos es un conjunto monumental en cuyo recinto se encuentran enterrados más de 33.000 combatientes de ambos bandos de la Guerra Civil española, razón por la cual se considera la mayor fosa común del país. El complejo ha sido objeto de innumerables críticas por ser el único monumento a un dirigente fascista europeo que queda en pie.
El incierto futuro del Valle de los Caídos
Ahora, tras la exhumación, el futuro del recinto monumental está pendiente de una posible resignificación, sobre la que aún no se han tomado decisiones definitivas.
Los distintos partidos políticos españoles han sugerido diferentes propuestas en este sentido, que van desde su total demolición hasta su transformación en un lugar testimonial, como son en la actualidad los campos de concentración nazis en Alemania o el cementerio de Arlington en EE.UU.
En 2011, una comisión de expertos en esta materia elaboró un informe en el que señaló la necesidad de resignificar todo el conjunto del valle de los Caídos bajo la "centralidad de la víctima". En el documento recomendaban un tratamiento histórico del lugar que explicara "objetiva e imparcialmente" la simbología que contiene, "vinculada toda ella a la victoria de Franco y a la ideología nacional-católica que se implantó tras su triunfo".