Comenzaba el toque de queda el miércoles a las 20.00 horas en la ciudad de Osorno, en Chile, cuando el coronel del Ejército Nelson Cabezas levantó el micrófono y desde un balcón se dirigió hacia cientos de manifestantes que estaban pacificamente en la calle: "Sigamos con esta fiesta otros 40 minutos más".
"Por favor, yo tengo un deber. Tengo un deber con la patria y ese es pedir a cada uno de ustedes que hoy día a esta hora, por favor, ayúdenme y vayan a sus casas", pidió en un primer momento el militar a los manifestantes, que no quisieron partir.
Ante la negativa de los allí reunidos, el coronel tomó una decisión inesperada:
- "Sigamos con esta fiesta unos 40 minutos más y les pido, les pido ...", continuó sin poder terminar la frase por los gritos de los manifestantes reclamando: "¡Una hora, una hora!".
- "Pero ¿van a cumplir con la hora?", preguntó.
- "Sí, sí, sí, sí", corearon.
- "¡Pues vamos con esa hora!", anunció el coronel.
Los manifestantes le respondieron con saltos, gritos, cantos y aplausos. Algunos hasta se hicieron 'selfies' con los militares.
"Hemos querido que nuestra juventud que está disfrutando de este día pueda alargar esta hora que ellos mismos han pedido, pero también pedir a nuestra sociedad que nos coopere", explicó después el coronel en una declaraciones recogidas por la emisora local Radio Sago.
"Vamos a lograr llegar a la normalidad, pero eso no lo vamos a hacer solamente nosotros, lo van a hacer ellos también. Todos", añadió. Según la prensa local, después "de esa hora concedida" se registraron enfrentamientos puntuales entre algunos manifestantes y los uniformados.
Las acciones de protesta comenzaron el 14 de octubre, y aunque el detonante fue el alza del boleto del Metro de Santiago y el sistema de transporte urbano, los ciudadanos salieron a las calles para exigir mejoras en las pensiones, la educación o los salarios en el país, que figura como uno de los más desiguales del mundo. Hasta el momento, 18 personas han fallecido en los disturbios.