Si el ritmo actual de la desforestación de la Amazonía no se reduce, la selva más extensa del mundo corre el riesgo de llegar a un "punto de inflexión" en dos años, después de los que no podrá generar bastantes lluvias para soportar su existencia, advierte un informe de la economista Monica de Bolle, del Instituto Petersen de Política Internacional (EE.UU.), publicado este jueves.
Aparte de los posibles problemas ecológicos regionales, la degradación de la selva tropical amazónica, que almacena entre 60.000 y 80.000 millones de toneladas de carbono, amenaza con afectar gravemente al clima global, opina la experta.
"A la selva tropical a menudo se la llama erróneamente 'los pulmones del mundo'. [...] Sería más adecuado describirla como una 'bomba de carbono': prender fuego al bosque para la deforestación puede liberar hasta 200 millones de toneladas de carbono a la atmósfera al año", estima De Bolle.
"Estimularía el cambio climático a un ritmo mucho más rápido, sin mencionar los cambios asociados en los patrones de lluvia, que pueden resultar de la deforestación", pronostica.
Políticas diferentes
Asimismo, señala los logros de las administraciones de Lula da Silva (2003-2011) y Dilma Rousseff (2011-2016), relacionados al Plan de Acción para Prevención y Control de la Desforestación en la Amazonia Legal (PPCDAm), adoptado en el 2004.
"Ayudó a reducir la tasa de desforestación en más del 80% en los siguientes 10 años", constata la economista y resalta que la política del actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, puede llevar a la pérdida de 35.000 kilómetros cuadrados ya en el 2020, lo que contrasta fuertemente los 6.500 km2 para ese mismo año, indicado en el Acuerdo de Copenhague del 2009.
Patrimonio global
Con todo eso, cree que la crisis debe ser resuelta a través de la cooperación internacional, para evitar la escalada de tensión con Brasilia.
"El valor social global de la Amazonía no puede sobreestimarse, y sin embargo, el mundo no paga nada por su preservación, aparte de la pequeña cantidad que Noruega y Alemania aportaron al Fondo de la Amazonía. […] Atacar a la administración de Bolsonaro, como lo han hecho algunos gobiernos, sin considerar la cooperación y la provisión de incentivos para evitar la deforestación, ha puesto al Gobierno de Brasil en una posición de confrontación, que no sirve a los intereses de nadie", concluye De Bolle.