El Gobierno de EE.UU. comenzará esta misma semana a enviar a Guatemala a solicitantes de asilo, en cumplimiento de un convenio firmado a finales de julio, que convierte al país centroamericano en un 'tercer país seguro' en el que reubicar a estos migrantes, según ha adelantado este martes The Washington Post, citando a tres fuentes conocedoras del pacto.
En virtud de este acuerdo, el Departamento de Seguridad Nacional del Ejecutivo norteamericano enviará a Guatemala a todos aquellos solicitantes que no hayan pedido protección en ese país previamente durante su avance hacia EE.UU. Una vez trasladados a este destino, deberán esperar allí hasta la resolución de su solicitud, que podría tardar varios años en producirse. En la práctica, la mayoría de estos solicitantes son hondureños o salvadoreños.
Los primeros en ser enviados a Guatemala bajo esta nueva normativa serán adultos que viajen solos, no familias. EE.UU. solo gestionará las solicitudes de protección en su propio territorio cuando se trate menores de edad no acompañados, personas a quienes EE.UU. no les exija obtener una visa o solicitantes que ya dispongan de una visa o documento de admisión equivalente emitido por las autoridades estadounidenses. El convenio incluye también, como contraprestación en favor de Guatemala, un programa de visas temporales de trabajo para guatemaltecos en EE.UU., tanto en el ámbito agrícola como en la construcción y en el sector de los servicios.
Washington ha firmado acuerdos similares con Honduras y El Salvador, pero aún no han sido implementados. El secretario interino de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, señaló en este sentido que la aplicación de estas medidas será gradual, para evitar la saturación de demandas de asilo en estos países.
Críticas al acuerdo
El término 'tercer país seguro' fue consagrado por la ONU en los principios de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados en 1951, y se refiere a un país en el que existen garantías suficientes de respeto a los derechos humanos y al principio de no devolución, y en el que la persona solicitante de asilo ha estado antes de llegar al país de acogida, que en este caso sería EE.UU.
Las principales críticas al acuerdo se centran en la consideración de Guatemala como 'país seguro' para estos solicitantes de asilo. Sus detractores opinan que ni Guatemala ni Honduras ni El Salvador –cuyas capitales presentan cifras de homicidios que las ubican entre las ciudades más peligrosas de la región– pueden brindar verdadera seguridad a los migrantes, que se dirigen a EE.UU. huyendo, precisamente, de contextos de violencia y pobreza extrema.