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Científicos entran en una cueva pensando que un oso está hibernando pero se equivocan y tienen que salir "volando" para salvar la vida

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El incidente tuvo lugar en febrero cuando los investigadores intentaban cambiar las baterías de un collar de radio que llevaba puesto un plantígrado al que estaban monitoreando.
Científicos entran en una cueva pensando que un oso está hibernando pero se equivocan y tienen que salir "volando" para salvar la vida

Unos investigadores estadounidenses quedaron extremadamente sorprendidos cuando entraron en la cueva de un oso que —según sus pronósticos— debía estar hibernando y descubrieron que en realidad estaba despierto.

El incidente ocurrió el pasado mes de febrero, cuando un grupo de especialistas liderado por el biólogo de vida silvestre Wes Larson, de la Universidad Brigham Young de Utah (EE.UU.), intentaba cambiar las baterías de un collar de radio que llevaba puesto un oso negro macho al que estaban monitoreando, relató la semana pasada el fotógrafo e investigador de National Geographic, Corey Arnold, que también participó en la expedición.

La colocación del dispositivo formaba parte de una investigación destinada a reducir el número de enfrentamientos entre plantígrados y humanos. Para poder cambiar la batería, los especialistas planeaban ponerle una inyección tranquilizante al animal.

El fotógrafo contó que la cueva de arenisca donde se encontraba el plantígrado se estrechaba en un túnel por el cual Larson y su hermano se internaron sin poder ver lo que les esperaba adentro: "30 segundos después, salieron volando hacia atrás. El oso al que le habían puesto el collar hace un año y medio pesaba ahora cerca de 160 kg y estaba despierto".

Sin embargo, el biólogo logró ponerle una inyección y poco después los especialistas volvieron a intentar acercarse al plantígrado, ya acompañados por el fotógrafo. "Cuando tomamos la curva del túnel, unos ojos muy abiertos nos lanzaron una mirada", relató, añadiendo que el oso empezó a arrastrarse hacia ellos hasta llegar a una pendiente de nieve.

Gracias a una segunda inyección, el animal quedó finalmente dormido y los investigadores pudieron cambiaron las baterías del collar con seguridad. Tras ello, se apresuraron a traslada al depredador hasta su cubil antes de que volviera a despertarse.

Según explicó Arnold, con la llegada de la primavera el oso se despertó con normalidad y volvió a sus actividades habituales en el parque nacional del Cañón Bryce, en Utah.

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