El ministro de Defensa de Bolivia, Javier Zavaleta, advirtió que en esa nación sudamericana están "a un paso de contar a los muertos por docenas", mientras continúan los disturbios y la tensión social tras darse a conocer los resultados electorales que consagraron en primera vuelta al presidente, Evo Morales, quien va por su cuarto mandato consecutivo.
En esa línea, durante una entrevista con el programa radial 'Que No Me Pierda', el funcionario pidió a la oposición replegar a "los grupos de choque". Principalmente, Zavaleta apuntó contra el dirigente Luis Fernando Camacho, a quien le solicitó que realice "un llamado a la pacificación de la gente que le sigue".
Se trata del líder de la organización cívica Comité Pro Santa Cruz, uno de los grandes impulsores de las protestas antigubernamentales, quien este miércoles llegó a La Paz, capital de la nación. La intención de Camacho es dirigirse a la Casa Grande del Pueblo —actual sede de Presidencia— y entregar una carta de renuncia que redactó él mismo, con la intención de que Morales la firme y dimita del Ejecutivo.
"Es una demanda inviable, absurda, abusiva, y ahora está costando sangre. Espero que recapacite el señor Camacho", expresó el ministro. Además, el director de la cartera de Defensa afirmó que los canales de diálogo están abiertos, pero aclaró que sería difícil hablar con dirigentes que están "incentivando a sus seguidores" a generar disturbios.
En sintonía, el vicepresidente Álvaro García Linera brindó este jueves una rueda prensa y pidió a los opositores que "ya no promuevan más violencia". En otro tono, aseveró: "Miren lo que hacen sin gobernar, imagínense si estos fascistas fueran Gobierno, nadie estaría a salvo". Para concluir, consideró que "nada de esto hubiera pasado si el perdedor de las elecciones, que perdió con más de diez puntos, hubiera aceptado su derrota".
¿Qué pasó en Bolivia?
La tensión se desató luego de desarrollarse las elecciones presidenciales del 20 de octubre, cuando se difundían los resultados provisorios del escrutinio. En ese momento, se produjo un paraje momentáneo en la difusión de datos oficiales, mientras desde el oficialismo expresaban que se trataba de una situación normal. No obstante, desde la oposición, liderada por el entonces candidato a presidente y ex mandatario Carlos Mesa, denunciaron "fraude electoral".
En efecto, el referente del frente Comunidad Ciudadana (CC) consideró que el Ejecutivo realizó maniobras irregulares para evitar que se produzca un 'balotage'. No obstante, tras darse a conocer el conteo definitivo de la elección, se confirmó que Morales, líder del Movimiento al Socialismo (MAS) y el Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP), había superado a su principal adversario por más de diez puntos: 47,08 % contra 36,51 %, evitando ir a una segunda vuelta, por poco margen. De hecho, aquel resultado fue ratificado el 25 de octubre por el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
No obstante, las denuncias por presunto fraude continuaron, a tal punto que Washington y la Organización de Estados Americanos (OEA), cuya sede se encuentra en EE.UU., expresaron públicamente su preocupación y pusieron en duda la legitimidad de los comicios.
Acto seguido, el Gobierno boliviano manifestó que aceptaría someterse a auditorías por parte de organismos locales y externos. Así, acordó con la OEA que se realice una revisión del proceso electoral, aclarando que su consideración sería vinculante. Es decir, si la organización determina que hubo irregularidades, se desconocería la legitimidad de la elección, caso contrario, Morales sería reconocido como presidente electo.
Con ese marco, mientras los expertos de la OEA realizan su análisis en la nación latinoamericana, el vicepresidente local pidió que se aguarde hasta las consideraciones finales antes de sacar conclusiones: "Lo ha aceptado EE.UU., la Unión Europea (UE) y varios países", repasó el 7 de noviembre.
Tensión en las calles
Durante los últimos días Bolivia atraviesa jornadas de gran tensión entre oficialistas y opositores al Gobierno, con enfrentamientos incluidos. Los escenarios más críticos son las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Hasta el momento, se contabilizan unos 200 heridos y tres muertes, cuyas circunstancias deben ser esclarecidas.
Al respecto, la Misión de Observación Electoral de la OEA condenó los actos de violencia e hizo "un llamado urgente a la calma". En su comunicado de este miércoles, pidió "a todos los actores políticos y sociales, así como a la ciudadanía en general, esperar con serenidad y en un ambiente pacífico los resultados de la auditoría".
Con este marco, la sociedad boliviana y la comunidad internacional esperan por conocer las consideraciones sobre las elecciones del país plurinacional.