La dimisión forzada del presidente de Bolivia, Evo Morales, es comparable a un golpe de Estado ocurrido hace poco menos de medio siglo en otro país de la región, recuerda Julio Gambina, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico (SEPLA).
"Hay que recuperar la memoria histórica y pensar en el 73, el golpe de Estado en Chile que ahora está siendo impugnado por la movilización popular", señaló Gambina en conversación con RT. "Este es un momento muy especial para América Latina", añadió.
El analista se refiere a las décadas que sufrió el pueblo chileno a causa de las disposiciones del dictador Augusto Pinochet, estipuladas en la Carta Magna de Chile y que al día de hoy son combatidas por el pueblo mediante multitudinarias protestas a lo largo del territorio.
"Revanchismo gigantesco"
Gambina indica que es en este marco en que se debe analizar por qué hay "tanta saña" contra el Gobierno de Bolivia. "El pueblo chileno se movilizó en contra de la Constitución pinochetista por 30 años, y se está impugnando la hegemonía neoliberal", recuerda el experto.
El presidente de la SEPLA subraya que se ha desatado "un revanchismo gigantesco" por el que en las calles bolivianas se nota el "miedo", pero destaca que, ante el asedio en su contra de parte de esa hegemonía, Evo "hace bien en reivindicar su carácter de indígena".
"Está identificando claramente que es la intolerancia del régimen de la ganancia [el capitalismo] que no permite que continúe el proceso constitucional en Bolivia", comenta Gambina respecto a las explicaciones de Morales sobre su renuncia.
"La mano de EE.UU."
El presidente de la SEPLA considera que cualquier gobierno de la región —"piense como se piense"— debería condenar el golpe de Estado en Bolivia, que pasó de las amenazas a la "violencia inusitada" contra la propiedad y la integridad física de funcionarios.
La vida de Evo Morales "corre peligro", afirmó Gambina, comentando reportes de que se ha ofrecido a los custodios de Evo Morales hasta 50.000 dólares para que entreguen al exmandatario a los opositores.
"Detrás de esto —no tengo ninguna duda— está la mano de EE.UU.", aseveró el analista, precisando que la intervención de ese país tiene que ver con "el financiamiento de un accionar para promover este golpe de Estado".
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