Jeanine Áñez, una dirigente opositora al Gobierno de Evo Morales, se autoproclamó presidenta interina de Bolivia este martes tras el golpe de Estado consumado contra el primer mandatario indígena de ese país sudamericano, situación que lo obligó a dimitir tras el pedido de renuncia expresado públicamente por las Fuerzas Armadas y la Policía.
Así, a pesar de no haber conseguido el quórum necesario en el Parlamento local, porque muchos legisladores afines a Morales se ausentaron a la polémica sesión, la vicepresidenta segunda del Senado consideró que quedó a cargo del Ejecutivo de forma interina.
Más allá de esta irregularidad, Áñez logró la aprobación del Tribunal Constitucional bajo el argumento de evitar la vacancia en Presidencia y garantizar la gobernabilidad del Estado lo antes posible. No obstante, la Asamblea Legislativa Plurinacional nunca aprobó la renuncia de Evo, y la tensión persiste. Con este marco, considerando que el interinato tiene un plazo de 90 días, resta por ver si se convocan a nuevas elecciones generales.
La vida de Áñez, antes del golpe de Estado
Aquella dirigente de 52 años es abogada y supo ser la directora del canal televisivo Total Visión. Oriunda del departamento de Beni, al norte de la nación, dio el salto a la política en 2006 cuando fue elegida para representar a su distrito en la Asamblea Constituyente, que aprobó la carta magna boliviana en 2009. Luego, en 2010, consiguió el cargo de senadora por el mismo departamento, conformando la alianza opositora Plan Progreso y Convergencia Nacional, ya disuelta.
Durante su primer período ocupando una banca en el Parlamento, Áñez se opuso a la construcción de una importante carretera sobre el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure, declarado como área protegida. Y a partir de 2015, rechazó la postulación de Morales para lograr un eventual cuarto mandato consecutivo al frente del Ejecutivo.
- Diatribas en redes sociales
Durante su carrera, manifestó polémicas declaraciones contra la Administración del líder aymara, y muchas de ellas fueron publicadas en Twitter. Por ejemplo, a inicios de octubre —previo a las elecciones presidenciales—, ironizó sobre la condición de indígena humilde que siempre caracterizó a Morales, hoy exiliado en México. Sin embargo, este miércoles eliminó dicha publicación.
En el plano internacional, tras conocerse la victoria electoral de Alberto Fernández en Argentina contra el actual presidente de centroderecha, Mauricio Macri, Áñez criticó la voluntad popular de ese país sudamericano: "Cada gobierno tiene el gobierno que se merece, al parecer a los argentinos les gusta que les roben, de nuevo las bóvedas estarán habilitadas???" (sic). Con ello, hacía alusión a los presuntos casos de corrupción que involucran al kirchnerismo. Al mismo tiempo, aplaudió tuits del derechista expresidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez.
Además, la persona que llegó a la Presidencia tras el golpe, prometiendo pacificar Bolivia, se mostró insultando a adversarios políticos en varias oportunidades. En efecto, a Carlos Romero, quien fuera ministro de Gobierno al mando de Evo, hoy refugiado en la Embajada de Argentina en La Paz, le dijo el 21 de octubre: "SALIÓ EL MINISTRO ROMERO A AMENAZAR!!! YA TE QUIERO VER COBARDE SIN PODER!!!".
Sobre cuestiones ideológicas, también destacó que Ernesto 'Che' Guevara, una de las caras más visibles de la Revolución Cubana, asesinado en Bolivia, habría sido un "homofóbico", entre otras afirmaciones de difícil comprobación.
Sin embargo, en ninguno de sus tuits hay un repudio al pedido de renuncia realizado por las Fuerzas Armadas y la Policía hacia el entonces presidente boliviano, situación que consumó el golpe. No obstante, sí celebró cuando la Central Obrera Boliviana (COB) le retiró el apoyo a Morales, planteando la dimisión como una salida a la crisis: "Te quedas más sólo!!!", festejó.
Ahora, en su perfil de aquella red social, se presenta como la "presidenta constitucional de Bolivia".
"La Biblia vuelve a entrar al Palacio"
Después de su rápida presentación en la Asamblea Legislativa Plurinacional, Áñez se dirigió a la casa de Gobierno, conocida como Palacio Quemado. Al llegar al edificio, llevaba una Biblia de gran tamaño entre sus manos: "¡Gracias a Dios, ha permitido que la Biblia vuelva a entrar al Palacio!", expresó.
Así, la presidenta número 66 en la historia boliviana, de dudosa legitimidad, agradeció a las Fuerzas Armadas por su respaldo. Y en otra proclama de carácter religioso, manifestó: "Que Dios bendiga a Bolivia y nos dé sabiduría para gobernar en esta época transitoria".
Aquella acción va en consonancia con el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, señalado por Morales como uno de los protagonistas del golpe. "Vamos a devolverle la Biblia al Palacio Quemado", dijo en más de una oportunidad ese dirigente, quien coordinó varias protestas contra el Gobierno socialista. En efecto, Áñez se mostró públicamente con su banda presidencial junto a Camacho.
Entre sus primeras afirmaciones, sostuvo que convocaría a elecciones y también impulsará la conformación de un nuevo Tribunal Supremo Electoral (TSE), envuelto en polémicas luego de que la Organización de los Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, haya considerado que los comicios que consagraron a Morales en primera vuelta habrían sido irregulares. Evo, quien antes había anunciado que lo dispuesto por la OEA sería vinculante, propuso nuevas elecciones, pero horas después se vio obligado a dimitir para evitar que escalara la violencia.
Por lo pronto, EE.UU., Reino Unido, Colombia y Brasil ya reconocieron a Áñez como presidenta interina.