Jeanine Áñez designa al nuevo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Bolivia

Se trata de Carlos Orellana Centellas, quien juramentó como máxima autoridad militar en el país tras el golpe de Estado.

La autoproclamada presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, posesionó este miércoles a Carlos Orellana Centellas como nuevo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas (FFAA), cambiando así a la máxima autoridad militar tras el golpe de Estado que derrocó a Evo Morales, informó el periódico local El Deber.

Áñez tomó juramento a Orellana Centellas en el Palacio Quemado, sede de Gobierno. Además del mando superior castrense, asumieron cargos los generales Pablo Guerra (Jefe del Estado Mayor), Iván Inchauste (comandante del Ejército), Ciro Álvarez (Fuerza Aérea Boliviana) y Moisés Heredia (Armada Boliviana).

"Es oportuna la ocasión para llamar a la calma a toda la población boliviana. Les pido deponer actitudes intransigentes. Somos hermanos; [debemos] hacer conocer a Bolivia que las Fuerzas Armadas siempre estarán al lado de su pueblo", manifestó Orellana.

Por su parte, Áñez, quien tomó el poder este martes durante una asamblea legislativa sin quórum, expresó que las nuevas autoridades "asumen el mando en un momento crucial" para el Estado boliviano. Y añadió que "mantener la paz" será "una tarea importante" de cara a las nuevas elecciones generales, que aún no fueron convocadas.

Además, a nombre del Estado, expresó su gratitud a los militares que dejan sus cargos "por anteponer la vida de los ciudadanos a cualquier interés propio".

Durante el acto, el comandante saliente, Williams Kaliman, pronunció un discurso en el que destacó la labor de las fuerzas militares durante su gestión, principalmente en la lucha contra el contrabando y el combate a los los incendios en la Chiquitanía, una zona de bosques ubicada entre el Chaco y la Amazonía.

El rol de las Fuerzas Armadas tras el golpe de Estado

El pasado lunes, las FFAA, en conjunto con la Policía, encabezaron "acciones conjuntas" en las convulsionadas calles de La Paz y otras ciudades, reprimiendo y deteniendo a los manifestantes que se oponen al golpe de Estado. 

Áñez, por entonces segunda vicepresidenta del Senado de Bolivia, había exhortado a Kaliman Romero a cumplir con su labor y "coordinar con la policía para evitar muertos", tras acusarlo de negarse a trabajar con esa fuerza nacional.

Ese mismo día, había criminalizado a los seguidores de Morales, a quienes tildó de "hordas delincuenciales que están en las calles destruyendo toda La Paz", por lo que pidió a las Fuerzas Armadas reprimir las manifestaciones.