Ray Jefferson Cromartie, un estadounidense de 52 años condenado a pena de muerte en el estado de Georgia (EE.UU.), fue ejecutado la noche de este miércoles con una inyección letal sin que se le permitiera presentar nuevas pruebas de ADN que, según sus abogados, podrían haber demostrado su inocencia, informa AP.
En el momento de su ejecución en la prisión estatal de Jackson, cuando las autoridades preguntaron si tenía una última palabra, se negó a hacer declaraciones, aunque permitió que se recitara una oración en su nombre.
El hombre fue acusado y condenado a la pena capital por el asesinato a tiros al empleado de una tienda de la ciudad de Thomasville en un intento frustrado de robo en 1994. La víctima murió a causa de las heridas de bala en la cabeza. Cromartie ha declarado en todo momento su inocencia.
Apelaciones negadas
Debido a la insistencia de Cromartie en declarar su inocencia, sus abogados defensores solicitaron a los tribunales federales y estatales que permitieran realizar un test de ADN a partir de pruebas halladas en la escena del crimen, incluida ropa o los mismos casquillos de bala, para probar que él no fue el tirador.
Pese a los esfuerzos de los abogados, las apelaciones presentadas fueron rechazadas en todas las instancias judiciales debido a que los jueces consideraron improbable que las nuevas pruebas condujeran a un veredicto diferente.
Poco antes de morir y en conformidad con las normas legales, Cromartie solicitó por segunda vez una extravagante 'última cena' después de que se aplazara la fecha de su ejecución, inicialmente estaba programada para el 30 de octubre, debido a que en ese momento tenía una apelación pendiente.