La longevidad excepcional, como la de personas que llegan a vivir 110 años o más, puede deberse a determinados glóbulos blancos en su sangre, que rara vez se encuentran en otras. Un grupo de investigadores del Instituto Riken y de la Universidad de Keio (Japón) compartió sus deducciones con los lectores de la revista estadounidense PNAS.
Estos científicos dicen que en miles de muestras correspondientes a siete 'supercentenarios' nipones que participaron en sus pruebas, se registró un exceso de linfocitos T citotóxicos (CD4). Entre tanto, en un pequeño grupo de control, más 'joven' (entre 50 y 89 años), las proporciones entre distintos tipos de células-T estaban equilibradas, sin esa variancia.
Además, la secuenciación de receptores en los linfocitos T CD4 de dos pacientes mayores de 110 años reveló que "se habían acumulado a través de una expansión clónica masiva". Los clonotipos más frecuentes representaban hasta el 35 % de la población total de estas células específicas.
"Creemos que esta clase de células, que son relativamente poco comunes en la mayoría de las personas, inclusive jóvenes, son útiles para combatir tumores establecidos y podrían ser importantes para la vigilancia inmune", comentó uno de los autores del estudio y subdirector de Riken, Piero Carninci, cuyas palabras recogió este miércoles un comunicado de ese instituto.
A su juicio, el descubrimiento mejora la comprensión de "cómo las personas que viven vidas muy largas pueden protegerse de enfermedades tales como las infecciones y el cáncer". Y es que el equipo se dio cuenta de que las personas más longevas de Japón habían logrado evitar de algún modo las dolencias más graves durante gran parte de sus vidas.