Chile afronta el histórico acuerdo alcanzado por el Congreso para someter a referéndum la posibilidad de realizar una nueva Constitución que reemplace a la actual norma, proclamada en 1980, durante la dictadura de Augusto Pinochet.
La situación actual comenzó con una protesta de estudiantes por el aumento del precio del billete del metro que derivó en una auténtica revuelta social para reclamar mejoras en la educación, la sanidad y las pensiones, entre otras cuestiones. Durante 28 días de protestas, ha habido más de 20 muertos, así como miles de detenidos y heridos.
Finalmente, después de intensas negociaciones entre grupos de la oposición y el Ejecutivo de Sebastián Piñera se ha logrado alcanzar el denominado 'Acuerdo por la paz y la nueva Constitución'. Lo que se traduce en que en abril de 2020 los chilenos están convocados a un plebiscito, con sufragio universal y voto voluntario, en el que deberán responder a dos preguntas:
- ¿Quiere reformar la Constitución?
- ¿Qué mecanismos prefiere?
Sobre el procedimiento para reformar la carta magna se abren dos posibilidades: una comisión mixta constitucional compuesta por un 50 % de ciudadanos y 50 % de parlamentarios o una convención constitucional, conformada en su totalidad por ciudadanos.
Si se aprueba la reforma, los miembros del organismo que se determine serán nombrados en octubre de 2020, coincidiendo con las elecciones regionales y municipales en el país. A partir de entonces contarán con nueve meses para elaborar la nueva norma suprema, además de tres meses de prórroga, y el texto resultante será sometido a un nuevo referéndum de ratificación, en esta ocasión con sufragio universal y voto obligatorio.
Será la primera vez que en la elaboración de la Constitución participe el pueblo chileno, como confirma la doctora en derecho de la Universidad de Chile, Claudia Iriarte, que recuerda que la actual norma "se originó en un proceso en medio de una dictadura, que no tuvo proceso de Asamblea constituyente, ni tampoco se declaró un Congreso constituyente", por lo que sostiene que "desde su propio origen esta Constitución ya es ilegítima".
A favor del cambio
La mayoría de la población chilena está a favor de reformar la vigente carta magna, que tuvo más de 40 cambios desde su nacimiento, aunque ninguno de ellos fue un cambio sustancial que modificara su carácter neoliberal. Según las encuestas, el 78 % de la ciudadanía apoya un cambio constitucional. De ese porcentaje, un 52 % prefiere renovar la norma existente en su totalidad y un 42 % preferiría tomar la actual como base.
Sobre los plazos, una ciudadana opina que "un proceso constituyente es largo, no es algo que se pueda resolver de una semana para otra, y mucho menos resolverlo entre cuatro paredes entre políticos que están absolutamente desprestigiados".
Pero a este respecto las opiniones son variadas, y otro ciudadano cree que es "mucho tiempo": "Lo que quieren es dilatar el tiempo y la situación, porque ellos piensan que la gente se va a cansar, pero la gente no se va a cansar", dice a las cámaras de RT, "queremos un cambio radical", concluye.
Por un cambio total aboga también la doctora Iriarte, que cree que "junto a la ilegitimidad de la Constitución de 1980 está el problema del contenido", porque "no es democrática en sí", dice, ya que "no establece los derechos fundamentales en su plenitud", y prácticamente no reconoce derechos económicos y sociales. "Es también una Constitución técnicamente y constitucionalmente muy limitada", resume la experta.