Asesinan brutalmente a una mujer y sus tres hijos y ahora el jurado tiene que decidir si fue su exnovio o la mafia
En 2010, Henry Segura fue arrestado acusado del asesinato de su novia, Brandi Peters, y sus tres hijos —uno de ellos, de la pareja—, encontrados muertos en su residencia de Tallahassee (Florida, EE.UU.), en noviembre de ese año. La madre, de 27 años, y su hija de seis recibieron disparos, mientras que los otros dos pequeños, de tres y seis años, fueron ahogados en una bañera.
En 2017, comenzó el juicio, donde la acusación sostuvo que el sospechoso era culpable, señalando las deudas y los continuos problemas de Segura con la mujer por la manutención de su hijo como motivación del crimen. Mientras, su defensa sostenía que la masacre había sido cometida por miembros de una organización criminal asociada a un cartel de drogas mexicano. Luego de más de tres semanas de deliberación, el jurado declaró el juicio como nulo por falta de la unanimidad necesaria para imponer la pena capital.
Ahora, a principios de noviembre, el proceso se reinició y nuevos testimonios y pruebas inéditas han complicado su curso y podrían cambiar radicalmente el veredicto final, informa The Washington Post.
El pasado 14 de noviembre, James Carlos Santos, un narcotraficante convicto perteneciente a una pandilla conocida como Vice Lord, aseguró ante la corte ser el autor intelectual del múltiple asesinato, confesando que Brandi Peters trabajaba en su organización como mula y que su muerte había sido producto de una venganza.
Según su testimonio, la mujer se encargaba de recibir narcóticos del cártel mexicano de Los Zetas en la frontera que luego entregaba a miembros de Vice Lord para su distribución. No obstante, mientras manejaba sus negocios desde la cárcel, Santos tuvo conocimiento de que la víctima había robado más de 90.000 dólares haciendo tratos por su cuenta y organizó un escuadrón de siete personas para matarla
La defensa de Segura presentó además unas cartas supuestamente escritas por Santos a Peters en los días previos a los hechos que demostrarían que ambos se conocían, pero la Fiscalía argumenta que el convicto ya se ha atribuido en el pasado varios asesinatos que no han sido probados, además de que sufre de esquizofrenia y delirios de grandeza.
Nuevas evidencias
La versión del nuevo testigo se ha visto sustentada por una muestra de ADN encontrada por la Policía en la escena del crimen que mostró una coincidencia con el perfil de Ángel Ávila Quiñones, un delincuente colombiano detenido en el año 2000 por narcotráfico y deportado en 2009, recoge el diario Tallahassee Democrat.
Aunque podría parecer una prueba consistente, un experto contratado por la Fiscalía impugnó el hallazgo, aseverando que era insuficiente por la ausencia de algunos marcadores genéticos. A este postulado se suma que no hay evidencia de que Ávila Quiñones haya regresado a EE.UU. en la época del crimen. Este presunto implicado ha negado cualquier participación en los hechos, pero las contradicciones halladas en sus declaraciones dejan dudas acerca de la veracidad de sus palabras.
¿Culpable o inocente?
Segura, de 41 años, ha sido el principal sospechoso de los asesinatos, que la acusación atribuye a su deuda de 20.000 dólares por la manutención de su hijo, la cual ponía en riesgo su licencia de soldador y de conducción, e incluso le podía valer una pena de cárcel.
Inicialmente, el hombre mintió a las autoridades negando cualquier relación sentimental con Peters y asegurando que en la noche del fatídico suceso se encontraba lejos de ella. Sin embargo, registros telefónicos confirmaron su presencia en el vecindario y durante el juicio Segura reveló que con esa declaración buscaba evitar que su esposa se enterara de su aventura con la mujer y del hijo que tenían en común, confesando finalmente que sí estuvo en la casa de su amante.
Los investigadores encontraron muestras de ADN de Segura en una barra de la bañera de Peters, una coincidencia que la defensa considera que no es sorprendente. Los fiscales subrayan que la fallecida tenía las manos magulladas por un posible enfrentamiento con su atacante. Sin embargo, esto supondría que el responsable de su muerte debería tener heridas por esa lucha, pero Segura solo tenía un pequeño rasguño en el brazo, sostienen sus abogados defensores.
El equipo de letrados también destacó que en la alfombra del vestíbulo de la casa de Peters se descubrieron cinco conjuntos de huellas de zapatos, un detalle que reforzaría la hipótesis de James Carlos Santos.
Este 19 de noviembre darán inicio las deliberaciones del jurado después de que ambas partes presenten sus argumentos finales. Ha sido una espera de ocho años en la cárcel para Segura, que de no salir favorecido con la decisión, sería sentenciado a muerte.