Una colaboración científica entre Rusia y Australia ha dado lugar a un novedoso sensor que permite detectar moléculas de sustancias explosivas. Según un comunicado de la Universidad Federal del Lejano Oriente (ruso), se compone de "silicio negro", tiene una "superficie nanoestructurada" y percibe diminutos rastros de sustancias nitroaromáticas.
Se trata de un grupo de compuestos muy tóxicos que figuran entre los más peligrosos para el medioambiente, llegando a él a través de aguas residuales de fábricas de barnices, pinturas, solventes y también de algunas plantas militares. También se encuentran en muchas mezclas explosivas.
El sensor "ultrasensible" podría utilizarse para "detectar la presencia de moléculas explosivas, monitorear la contaminación ambiental y practicar peritaje médico y forense", afirman los investigadores. La capa de carbazol (un compuesto aromático cíclico) le proporciona sensibilidad ante sustancias nitroaromáticas comunes como nitrobenceno, o-nitrotolueno y 2,4-dinitrotolueno.
El invento reacciona ante concentraciones químicas muy bajas y puede ser útil en sistemas de sensores de gas. Los científicos estiman que la fabricación de esta plataforma tendrá un costo reducido en comparación con los análogos.
Junto a la mencionada universidad, participaron en su desarrollo la Sección de la Academia de Ciencias de Rusia para el Lejano Oriente, la Universidad de Tecnología Swinburne y el Centro de Nanotecnología de Melbourne (Australia).
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