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Un emprendimiento agrícola levantando por personas con trastornos mentales excluidos del sistema laboral

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Estas personas, con esta iniciativa, han logrado "pertenecer a un grupo, tener un espacio separado, salir de la casa, trabajar, tener un rol, ser productivos".
Un emprendimiento agrícola levantando por personas con trastornos mentales excluidos del sistema laboral

Desde hace cuatro años y medio, Christian Navas se dedica a la agricultura orgánica, desde la siembra y la cosecha, hasta la elaboración de productos con valor agregado, que luego ofrece en ferias.

Navas, quien ya supera los 40 años, fue diagnosticado con esquizofrenia hace varios lustros y es uno de los ocho socios del emprendimiento Huertomanías, que conforma junto a otras personas, que como él, han sido valorados por los médicos con problemas de salud mental, específicamente, trastornos mentales graves.

"Me ha ayudado muchísimo estar en Huertomanías, por el trabajo que tengo, mis compañeros no pueden ser más buenos, hemos quedado en que hay que ayudarnos cuando alguno tiene un problema, apoyarnos", explica.

Antes, Navas estudió Turismo, pero no logró terminar la carrera; abandonó cuando en un semestre terminó con malas notas. Cuando quiso regresar, ya era tarde, la malla curricular había cambiado y no podía continuar donde lo había dejado. "Pensé que se podía revalidar materias, pero imposible; no hubo como coger la carrera desde el sexto semestre", reconoce.

Además de no poder continuar los estudios, tampoco podía trabajar, debido a su diagnóstico médico. Permaneció en casa, hasta que comenzó su labor en Huertomanías.

Afectaciones a nivel mundial

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la prevalencia de los trastornos mentales continúa aumentando, "causando efectos considerables en la salud de las personas y graves consecuencias a nivel socioeconómico y en el ámbito de los derechos humanos en todos los países".

Entre los trastornos enumera la depresión, afectivo bipolar, demencia, esquizofrenia y otras psicosis, así como trastornos del desarrollo, incluido el autismo.

Según la OMS, la depresión afecta a alrededor de 300 millones de personas en todo el mundo —cifra equivalente al 91 % de la población de EE.UU.—, "con mayor prevalencia en las mujeres que en los hombres"; 60 millones —semejante a todos los habitantes de Italia— padecen trastorno afectivo bipolar; 21 millones han sido diagnosticados con esquizofrenia; mientras que, 47,5 millones tienen demencia.

Además, cerca de la mitad de los trastornos mentales que padecen las personas en el mundo aparece antes de los 14 años; por ello, considera que 1 de cada 5 niños y adolescentes padece un trastorno mental.

Considerar la opinión de los afectados

La mayoría de estas personas son excluidas del sistema laboral. Justamente, viendo esta necesidad, fue creado el emprendimiento Huertomanías en Ecuador.

La idea surgió en 2014, cuenta, en entrevista con RT, la psicóloga clínica y especialista en salud mental comunitaria Aimée DuBois, directora y fundadora de la iniciativa, cuando ella trabajaba en una institución pública y entre sus proyectos estaba "hacer un servicio basado en la comunidad, para que las personas no sean obligadas a ser internadas en el hospital psiquiátrico".

Hicieron asambleas, algo común en cualquier área, pero revolucionario en salud mental, porque se considera la opinión de los afectados, que generalmente es ignorada e "invalidada", bajo la mirada de que "están locos", dice DuBois.

Inicialmente, en esas asambleas, todo estaba volcado hacia lo psiquiátrico, la falta de medicamentos, las citas médicas con mucha demora.

Sin embargo, más adelante aparecieron otras problemáticas, como la falta de amigos y socialización, la deserción escolar y la falta de empleo o la dependencia económica, debido a la exclusión laboral. "Los familiares muy preocupados se preguntaban: 'qué va a pasar con esta persona cuando yo me muera'"; de igual manera, los afectados: "Y yo qué hago cuando ellos se mueran", explica DuBois.

Soluciones para la inclusión

En busca de una solución, la primera opción que se lanzó en las asambleas fue la de ir a las autoridades y exigir el pago de un bono económico, pero luego la desestimaron.

La segunda, pedir una jubilación ante el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), ya que algunos habían trabajado bajo relación de dependencia y otros aportaban voluntariamente ante ese sistema.

Cuando fueron al IESS, los funcionarios de esa institución "se pusieron nerviosos", cuenta DuBois, y les pidieron que salieran. "No era una cosa de ser provocativos, sino presentar casos concretos, para ver qué nos sugerían hacer", relata la especialista. Sin embargo, salieron decepcionados.

Tras ese rechazo, surgió la idea de hacer un emprendimiento. "Creo que en el fondo era lo que queríamos: trabajar. La única forma de alcanzar autonomía es haciéndolo por las propias manos", detalla.

Entre las opciones de emprendimientos hubo panadería, peluquería, zapatería; pero la más votada fue el hacer un huerto agroecológico.

Democracia participativa

Unos meses después, ya en 2015, arrancaron con la iniciativa Huertomanías, un huerto urbano, completamente orgánico.

"Funcionamos como una cooperativa, no somos legalmente una, pero nuestra dinámica es esa", explica DuBois, al señalar que trabajan "bajo el sistema de democracia participativa", pues todo se decide en asambleas.

El lugar está ubicado en la parroquia Nayón, al este de Quito, la capital ecuatoriana. El cultivo es inspirado en la técnica ancestral de terrazas, en una empinada colina. La estructura la han hecho con material reusado, como palets, y con donaciones, como una de ladrillos que recibieron, que sirvieron para hacer más fuertes los espacios de siembra.

Entre las variedades que siembran tienen lechuga, espinaca, remolacha, coles, acelga, apio, albahaca, ají, hierbas, zambo, entre otros.

Al principio, vendían los productos frescos; pero, dice DuBois, "era una logística terrible, gastábamos más dinero en ir a dejar, que en lo que se vendían las verduras". Además, corrían el riesgo de que se dañaran.

Valor agregado

Al ver esos resultados, decidieron poner en marcha una nueva estrategia: vender productos procesados artesanalmente, como mermeladas, salsas e infusiones, a partir de sus propias cosechas, así como las semillas de sus frutas y verduras.

Los productos, que están sellados al vacío, no tienen conservantes ni preservantes, se pueden encontrar en el lugar donde está emplazado Huertomanías; pero también acuden a ferias, los fines de semana, para ofrecer al público.

"Las ferias son un espacio interesante, más que rentable", menciona DuBois, al explicar que son todos los socios de Huertomanías quienes se encargan de vender. En esa área explican a las personas sobre el emprendimiento y reciben decenas de preguntas de curiosos sobre cómo hacen su labor, teniendo los problemas mentales que les han diagnosticado. 

La psicóloga señala que se prepararon para estar en ese espacio y comprender que "no hay preguntas absurdas, sino que son pensamientos que todos tenemos y es una suerte tener esa posibilidad de interactuar".

También enseñan

Además de las ferias, Huertomanías ofrece talleres, que también dictan los socios del emprendimiento, a personas en general y a colegios.

En los talleres enseñan las formas de cultivar en casa. Pero, también, al igual que en las ferias, combaten los estigmas que hay hacia las personas con trastornos mentales.

"Cambia toda la perspectiva de la gente hacia ellos, se genera una empatía superinteresante", dice DuBois, al señalar que "en el imaginario social está que el loco te va a matar o te va a hacer horrores". Además, "es como un espejo", añade, "porque ves que podrías ser vos, cualquier persona".

El "triángulo de las verduras"

Un hito que recuerda DuBois de Huertomanías es la construcción del "triángulo de las verduras", nombre con el que fue bautizado un invernadero que levantaron en el terreno, con la ayuda del estudio de arquitectura Natura Futura, que trabaja con materiales comunes y alternativos.

La psicóloga señala que normalmente los invernaderos son circulares o cuadrados, pero este decidieron hacerlo triangular para aprovechar al máximo el sol. El espacio tiene cajones de cultivos, semilleros y un área para deshidratar.

Lo levantaron en tres días, de más de 12 horas continuas de trabajo cada uno. "Fue muy importante porque todos participamos; fue superlindo verlos trabajando, nunca los había visto a todos tan concentrados", comenta, al enfatizar que "hay un antes y después de este invernadero".

Resultados

DuBois aclara que uno de los requisitos más importantes de Huertomanías, además de ser mayores de edad, es estar bajo tratamiento médico, "porque aquí no se ofrece tratamiento, es un lugar de trabajo".

Sin embargo, entre los resultados que han visto es que algunas personas usan ahora menos medicación, que se da por el "rescate de estos espacios de vida", que no requieren de la sobremedicación habitual.

También "se ve aliviada la carga que tienen las familias". Explica que, cuando una persona es diagnosticada con algún trastorno mental grave, algún familiar sacrifica su vida laboral y social para cuidarlo.

Otro de los beneficios ha sido sorprender a terceros, especialmente a sus familias, con las capacidades que tienen para estar y mantenerse en un proyecto.

En la participación en las asambleas, que realizan una vez al mes para evaluar lo hecho y planificar a futuro, también se vio un avance. DuBois comenta que al principio "era como un eco" de lo que ella decía, pero luego comenzaron a decir "no" a sus propuestas y a proponer otras acciones.

"La mayor victoria de las asambleas ha sido que vayan en contra de lo que yo tenía que decir y poder decir no estamos de acuerdo [...] por último, todos somos victoriosos o todos nos equivocamos, pero es una responsabilidad compartida", resalta la psicóloga.

Asimismo, han logrado esa autonomía que buscaban, no ligada a lo económico, porque aún no generan muchos ingresos, pero sí atada a "pertenecer a un grupo, tener un espacio separado, salir de la casa, trabajar, tener un rol, ser productivos".

El huerto les ha permitido pasar del rol de ser cuidados a cuidar. "Sostenemos que todo lo que tenga que ver con recobrar, recuperar, reconquistar los espacios de vida es terapéutico", concluye DuBois.

Edgar Romero G.

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