La cultura del descarte y el arduo trabajo para reducir el consumo de plástico (especialmente el de 'un solo uso')
La producción, comercialización y desecho del plástico ha sido un tema de discusión en las últimas décadas, debido al gran impacto negativo que este material ha tenido sobre el medio ambiente en todo el planeta.
El plástico se comenzó a producir cuando, accidentalmente, se creó el polietileno (PE), el plástico más comúnmente utilizado, en una planta química en Northwich, Inglaterra, en 1933, según reseña el Programa para el Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
"Desde su inicio, el plástico tiene un impacto fuerte en la tierra, porque viene de un proceso de extractivismo donde se talan un millón de bosques, que son únicos en el planeta, para poder extraer su materia prima (petróleo y gas natural) de la tierra", explica, en entrevista con RT, Andrea Lema, fundadora de la iniciativa ecuatoriana PlastiCo. Project.
La asociación civil uruguaya Compromiso Empresarial Para el Reciclaje (CEMPRE), lo considera como "uno de los desarrollos más importantes del siglo XX. Ha sustituido a otros materiales por ser económicos, livianos, de gran durabilidad, versátiles y resistentes a la humedad, químicos y no putrescibles"; aunque reconocen que su problema radica en "su baja degradabilidad cuando ya son considerados residuos".
La cultura del descarte
En la década de 1950 fue cuando se comenzó a producir en masa y, desde entonces, la producción de plástico ha superado la de cualquier otro material, señala también la ONU. Además del PE, se comenzaron a producir otros tipos, como el tereftalato de polietileno (PET), el polipropileno (PP) y el policloruro de vinilo (PVC).
"El problema es que se crearon demasiados plásticos desechables, plásticos de un solo uso, y nos acostumbramos a esta cultura del descarte, estamos inundados de plástico descartable y nos lo siguen dando", opina, por su parte, Génesis Solórzano, también de PlastiCo. Project.
Si la producción, y su consecuente desecho, de plástico mantiene la tendencia actual, para 2050 habrá cerca de 12.000 millones de toneladas de desechos plásticos en los basureros y en la naturaleza, señala la ONU.
¿Y el reciclaje?
Ya en la década de 1980, se divisó que el plástico, en especial el de un solo uso, representaba un problema y salieron las campañas del reciclaje. Sin embargo, esas cruzadas fueron impulsadas, al menos en EE.UU., por la Asociación de la Industria del Plástico, antigua Sociedad de las Industrias Plásticas (SPI por sus siglas en inglés), que agrupa, entre otras a Exxon Mobil, Shell Polymers, LyondellBasell, Chevron Phillips, DowDuPont y Novolex, compañías que se benefician enormemente de la producción continua de plásticos.
Iniciaron una campaña de educación, con la clasificación de los plásticos y resinas según sus componentes, elaboraron unos códigos de identificación y, a partir de entonces, se los colocaron a los productos, para facilitar el proceso de separación de los desechos para su reciclaje; pero, lo que no dijeron, y hasta ahora es poco conocido, es que la mayor parte de los residuos plásticos no se pueden reciclar. Según ha advertido la ONU en los últimos años, apenas 9 % de los desechos de este material se pueden someter a este proceso.
Para deshacerse del plástico, muchos países desarrollados comenzaron a enviar sus desechos a China, donde serían reciclados. No obstante, en enero de 2018, el gigante asiático decidió dejar de ser el basurero del mundo, debido al daño ambiental creciente en su territorio porque gran parte de los residuos terminaba en vertederos e incineradoras, y vetó el ingreso de 24 tipos de residuos, entre ellos el plástico; prohibición a la que luego sumaron otras 32 variedades.
La decisión de China obligó a los países desarrollados a redirigir sus desechos a países del sudeste asiático, como Malasia, Indonesia, Tailandia y Vietnam. Pero, en estos territorios comenzaron a cerrar muchos de los basureros, por no cumplir con las normativas locales; además, empezaron a filtrar el material que reciben y devuelven a sus lugares de origen parte de los desechos. Entonces, se ha puesto en relieve una crisis global.
Un trabajo de hormigas
Ecuador, un país de poco más de 17,3 millones de habitantes —según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC)— como todos los países del mundo, no escapa a esa crisis global. Por ello, unas jóvenes pusieron en marcha la iniciativa PlastiCo. Project, para combatir el uso del plástico, especialmente el desechable.
"El plástico nunca va a parar de ser producido, el problema es que lo estamos usando para productos desechables, un material que dura para siempre, no tiene ninguna lógica", señala Lema, economista y con un máster en medio ambiente y desarrollo sustentable.
La iniciativa comenzó en 2017 por la preocupación que tenían Lema y su compañera Laura Suáres "por el tema de la crisis de la basura que existe en el país", cuenta la fundadora.
Su primera acción, fue una jornada de limpieza en el lago San Pablo, ubicado en la provincia de Imbabura, a unos 50 kilómetros al norte de Quito, capital del país. La idea era "concienciar a las personas cercanas a nosotros sobre cómo estaba impactando realmente la basura en sitios que son especiales".
En esa primera jornada, en la cual participó una treintena de personas, recogieron unos 30 costales de basura; pero, lo más importante fue que cambiaron "un poco el sentir de que coger la basura es algo feo por la necesidad de hacerlo para ayudar al planeta, es algo de lo que todos somos responsables", mencionó Lema.
El "Top 5" de residuos plásticos en Ecuador
Tras esa experiencia, se animaron a hacer limpiezas en otros rincones del país, como en la ciudad de Santo Domingo, donde se unió al grupo Solórzano; en Esmeraldas, lugar de residencia de Suáres; hasta en la Amazonía. Todas estas actividades las alinearon bajo el proyecto 'Yo limpio Ecuador'.
"A través de estas limpiezas también se hace educación ambiental", dice Solórzano, al señalar que van a lugares que las personas piensan que están limpios, pero al terminar la jornada recogen decenas de costales de desechos. "Eso pasa porque tenemos a la basura supernaturalizada", comentó.
La basura que recogen, "lo poco que se puede reciclar va a recicladores de base; aunque cuando ven lo que recogemos para ellos se desilusionan, porque que la mayor parte de los desechos están ya contaminados", detalla Solórzano.
Esas limpiezas les han servido, además, para tener datos concretos de la basura que se produce en el país; a partir de ello, han elaborado el "Top 5" de los residuos plásticos más encontrados en Ecuador: cigarrillos (sus filtros están hechos de plástico denominado acetato de celulosa), envolturas, bolsas, utensilios y sorbetes.
También, elaboraron un mapa de las marcas nacionales y regionales de las cuales han encontrado mayor cantidad de empaques plásticos desechados y que han traído más problemas a una determinada zona. A varias de esas compañías les han enviado un "regalito" con sus residuos.
Esos datos han servido para presionar a los gobiernos locales, a los cuales les indican qué tipo de basura contaminan ciertos lugares y los incentivan a aplicar los cambios.
Suyana
Las impulsoras de PlastiCo. Project no se conformaron con las limpiezas, comenzaron a dictar charlas educativas en colegios, empresas y diferentes eventos, cuyo "objetivo principal es que la gente pueda cambiar su paradigma de consumo", señala Lema.
Al ofrecer esas charlas, la gente comenzó a preguntarles dónde encontrar productos biodegradables o amigables con el medio ambiente. Entonces, nació Suyana, la tienda 'zero waste' (cero residuos).
La primera tienda abrió hace un año en el centro norte de Quito; y, en noviembre, inauguraron una en la ciudad de Santo Domingo. Ofrecen productos elaborados por 50 emprendedores ecuatorianos, dirigidos a higiene personal, como champú, acondicionador, pasta y cepillo de dientes, copas menstruales para mujeres, entre otros; también de cocina, oficina —como lápices plantables y agendas ecológicas— e infantiles.
De toda la variedad que ofrecen, Lema y Solórzano dicen que hay cuatro productos esenciales: botellas reusables, de diferentes materiales; cubiertos reusables; bolsas de tela; y envoltorio orgánico, una tela que reemplaza al plástico adherente que se usa para envolver, principalmente, alimentos, está hecho de algodón, tiene una cobertura de aceites esenciales y cera de abeja, esto permite que sea moldeable con el calor de las manos, es lavable y reutilizable.
También tienen sorbetes en diferentes materiales, como bambú y acero inoxidable. En Quito y Guayaquil, la principal ciudad comercial del país y la más poblada, ya muchos lugares no ofrecen los de plástico, debido a que se aprobó una normativa para retirarlos del mercado.
Sostenibilidad
Lo artículos de Suyana suelen tener un costo más elevado que los que buscan reemplazar, sin embargo hay beneficios a corto, mediano y largo plazo. "Estos productos son más duraderos, por ejemplo, la copa menstrual, cuesta 40 dólares, pero puede durar hasta 10 años y estás dejando de comprar algo que se compraba una vez al mes", señala Solórzano.
Además, señala que "hay una historia detrás de cada producto, sabes que son emprendedores locales, sabes que son naturales y por eso se tiene que pagar justo".
Solórzano señala que en esto hay sostenibilidad, "que engloba lo social, ambiental y económico".
Los resultados han sido visibles, aunque siguen recogiendo la misma cantidad de basura, ahora tienen más manos en sus actividades. De tener esas 30 personas en la primera limpieza, en la actualidad ya suman hasta el millar de voluntarios en una sola jornada.
Con la tienda, el número de clientes es creciente. "Las personas que nos visitan ya tienen este cambio de mentalidad, están buscando productos alternativos y directamente vienen a adquirirlos", resalta Solórzano.
Edgar Romero G.
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