La Agencia de Protección del Medio Ambiente estadounidense (EPA, por sus siglas en inglés) ha vuelto a permitir, a partir del 5 de septiembre, la eliminación de animales depredadores mediante los dispositivos M-44, anulando de esta manera una decisión provisional aprobada en agosto que prohibía este método.
El uso de estas 'bombas de cianuro' estará, sin embargo, sujeto a algunas restricciones, como la obligación de instalarlas a al menos 182 metros de cualquier edificio residencial y 91 metros del camino más cercano.
Según indica la EPA, las nuevas restricciones "crearán conciencia y crearán amortiguadores adicionales alrededor de [los lugares] donde se colocan los M-44, lo que reducirá el potencial de impactos no deseados en humanos, mascotas y otros animales".
Desde la industria ganadera elogiaron la decisión de la agencia y señalaron que el uso de los M-44, responsables de la muerte de más de 6.500 animales en 2018 y de más de 13.200 en 2017, contribuye a la reducción de los costos en la lucha contra los depredadores.
"Por culpa de los depredadores los ganaderos sufren grandes pérdidas, que ascienden a más de 232 millones de dólares anuales. [...] Somos particularmente vulnerables durante el parto, cuando vemos la peor depredación", cita un comunicado de la EPA al presidente de la Asociación Estadounidense de la Industria Ovejera, Benny Cox.
Las M-44 están diseñadas para atraer a animales como coyotes o zorros con una carnada y rociarlos con dosis mortales de sustancias tóxicas como el cianuro, motivo por el cual también se las conoce como 'bombas de cianuro'.
Los dispositivos, que entre los años 2013 y 2016 causaron la muerte de 22 animales domésticos y provocaron heridas en varias transeúntes, han sido criticados por el peligro y el impacto ambiental que suponen.
"Las revisiones menores de la EPA hacen poco para reducir los riesgos que las bombas de cianuro de sodio representan para las personas, no abordan por completo los riesgos para la vida silvestre, incluidas las especies en peligro de extinción, y dejan en claro que la agencia está priorizando los intereses del ganado sobre la seguridad humana y el medio ambiente. La solución más simple [...] es una prohibición a nivel nacional", comentó la decisión la presidente del Instituto de Bienestar Animal, Cathy Liss.