Este 9 de diciembre, los líderes y ministros de Asuntos Exteriores de Rusia, Ucrania, Francia y Alemania se reúnen en París en el marco del Cuarteto de Normandía, grupo que desde el 2014 trabaja en la resolución del conflicto bélico en el este de Ucrania.
La última vez que este formato fue empleado fue en el 2016. Desde entonces, algunas de sus protagonistas cambiaron: el presidente ucraniano Piotr Poroshenko fue sustituido por Vladímir Zelenski y Emmanuel Macron sucedió a François Hollande como jefe de Estado galo. Mientras tanto, la canciller alemana, Ángela Merkel y el presidente ruso, Vladímir Putin, participan en las cumbres desde el inicio.
Agenda de la negociación
Se espera tras la reunión se publique una declaración conjunta, un texto que ha sido acordado de antemano. Aunque su contenido no ha sido divulgado, el ministro de Exteriores ucraniano, Vadim Pristaiko, reveló algunos de sus principales puntos.
"Los líderes destacan la exitosa retirada [de las tropas ucranianas y rebeldes] en tres zonas y proponen definir las áreas de futura retirada. Los líderes destacan el exitoso intercambio [de prisioneros] que ha tenido lugar y proponen acelerar el trabajo de la próxima fase de intercambio", dijo a los reporteros el 3 de diciembre.
"En otras palabras, es un documento muy corto, al final del cual se dice que los líderes autorizan a sus equipos negociadores para continuar la preparación de las siguientes [iniciativas] ", agregó Pristaiko.
Por su parte, Moscú está de acuerdo con esas propuestas, reporta el medio ruso RBC con referencia a una fuente conocedora de los trabajos del grupo negociador de Rusia. "Quisiéramos lograr la retirada completa de las fuerzas a lo largo de toda la línea de contacto, amnistía para los participantes en los combates y el intercambio de todas las personas [cautivas] identificadas entre Kiev y Donbás", detalló la fuente.
Sin embargo, Ucrania y Rusia no coinciden en lo referido a la regulación política del conflicto.
Puntos de desacuerdo
Moscú defiende la necesidad de la implementación de los tratados firmados por el cuarteto en 2014 y 2015 en Minsk, la capital de Bielorrusia.
Aparte de las exigencias de cese del fuego y de separación de las tropas —que de hecho no han sido completadas definitivamente—, estos documentos contemplaban que Ucrania debía otorgar autonomía a los territorios de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk (PRD y RPL, respectivamente), después de lo cual se preveía la celebración de elecciones locales. Solo después de estas medidas, las autoridades ucranianas podían retomar el control sobre la frontera, que actualmente está en manos de estas entidades autoproclamadas.
El punto probablemente más controvertido y cuestionado por Kiev es la secuencia de los pasos: Ucrania quiere controlar la frontera antes de reconocer el estatus especial de los territorios de RPD y RPL, mientras estas entidades sostienen que, en tal caso, quedarían indefensas ante una posible agresión, por lo que exigen empezar con las reformas legales.
El pasado 1 de octubre, los puntos acordados en Minsk fueron ratificados por la llamada fórmula de Steinmeier, firmada por consejeros de los líderes del cuarteto. Según el acuerdo, la ley del estatuto especial del Donbás entrará en vigor de manera temporal inmediatamente después de elecciones locales en ese territorio. Asimismo, se subraya que estas serán reconocidas como democráticas por observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
El acuerdo fue aplaudido por las autoridades de la RPD y la RPL.
"[La fórmula] reconoce el derecho especial de la población del Donbás a determinar independientemente su destino. Nosotros mismos decidiremos qué idioma hablar, cómo será nuestra economía, cómo se formará nuestro sistema judicial, cómo la Policía de nuestro pueblo protegerá a nuestros ciudadanos y cómo nos relacionaremos con Rusia", señalaron los líderes de los dos Estados autoproclamados, Denís Pushilin y Leonid Pásechnik, en un comunicado conjunto un día después de la firma.
Sin embargo, el presidente ucraniano ha defendido en repetidas ocasiones que el mecanismo descrito en la fórmula debe ser precedido por la toma del control sobre toda la frontera por las tropas ucranianas.
"Honestamente, no apoyo la forma en la que esto se enuncia en los acuerdos [anteriores]. [Según esos acuerdos] las elecciones se llevarán a cabo, y luego el control de las fronteras pasará a Ucrania… No estoy de acuerdo con la secuencia de estas acciones", expuso su posición Zelenski en una entrevista con la revista Time.
"Nuestra principal línea roja, que no cruzaremos ni en un solo milímetro, es la frontera estatal de Ucrania, reconocida internacionalmente", le apoyó su ministro de Exteriores, Pristaiko, en vísperas de la reunión en París.
Por su parte, Moscú defiende que Kiev debe seguir estrictamente las obligaciones que asumió en Minsk.
"La decisión de flotar […] hacia algún otro documento está vinculada con dificultades muy grandes" afirmó el 29 de noviembre el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, advirtiendo sobre las consecuencias de tal paso para el proceso de resolución.
Al mismo tiempo, desde Moscú indican que Kiev tiene que dialogar directamente con la RPD y la RPL, ya que Rusia no participa en el conflicto y juega en el cuarteto el mismo rol que Alemania y Francia.
"Esperamos que la próxima cumbre en París bajo el formato de Normandía impulse la consecución de la paz. El elemento clave del acuerdo —no se puede escapar a ello— sigue siendo el diálogo directo de Kiev con Donetsk y Lugansk", afirmó el canciller ruso, Serguéi Lavrov, la semana pasada.
Expectativas de la reunión
Tanto expertos como los participantes de la cumbre no esperan avances significativos como resultado de la reunión del cuarteto.
"El documento, para ser honestos, no es tan ambicioso, es muy cauteloso. Por el momento, prevé una fijación de los logros. […] No será un Minsk-3", comentó la resolución el canciller ucraniano.
"Tenemos que esperar hasta que el cuarteto de Normandía se reúna en París, y solo entonces estará claro a qué decisión llegarán. […] No exageremos las expectativas para no decepcionarnos más tarde, ni tampoco las subestimemos", declaró el vocero del presidente ruso.
"Al mismo tiempo, hay muchas razones para esperar que tenga lugar una conversación sustancial", añadió Peskov, indicando que, además de la cumbre, se prevén encuentros bilaterales de Putin con los tres otros líderes nacionales.
Según el director científico del Club Internacional de Debates Valdai, Fiódor Lukiánov, la propia reunión representa un logro en el proceso de la paz.
"En tales conversaciones, en una atmósfera así, no puede haber avances por definición: los participantes no están listos para ellos y la parte ucraniana ciertamente no está lista. Pero creo que todos intentarán hacerlo sin fallos. Y sin manifestaciones evidentes de conflicto", opinó.