Un grupo de paleontólogos chinos y rusos descubierto que los dinosaurios voladores que vivieron a mediados del Cretáceo tenían unos piojos a los que han denominado 'Mesophthirus engeli', según publica la revista Nature Communications.
Estos especialistas han encontrado en dos restos de ámbar obtenido en el norte de Birmania plumas de las que se alimentaban 10 ninfas de esos ectoparásitos, que medirían unos 0,2 milímetros y en su edad adulta alcanzarían alrededor de 0,5 milímetros.
Los parásitos poseían un cuerpo sin alas, cabeza antenas cortas y un aparato bucal más primitivo que el de las especies actuales, pero sus garras están provistas de diminutos pelos que les permitían aferrarse a las superficies.
Estas plumas entre 12,7 y 13,6 milímetros de largo, presentan marcas como si algún ser vivo las hubiera mordido y pertenecerían a celurosaurios de hace al menos 100 millones de años.
De hecho, este hallazgo supondría la evidencia más antigua hasta la fecha de que los parásitos también se alimentaban con plumas de dinosaurios.