Los conservadores liderados por Boris Johnson ganan las elecciones con la promesa de completar el Brexit
El Partido Conservador del Reino Unido, presidido por el primer ministro Boris Johnson, ha logrado la mayoría de los votos en las elecciones y se lleva 365 escaños de los 650 de la Cámara de los Comunes.
Estos comicios no han sido tanto de 'tories' contra laboristas, sino más bien de 'leavers' contra 'remainers' en la cuestión del Brexit. Ello no significa, sin embargo, que las votaciones de este jueves puedan considerarse puramente un nuevo plebiscito sobre el Brexit ni una repetición virtual del referéndum, ya que los distintos partidos ofrecen posturas diversas frente a la cuestión y el voto se reparte de manera más compleja.
Johnson buscaba lograr la salida del Reino Unido de la Unión Europea el próximo 31 de enero, mientras que el líder laborista, Jeremy Corbyn, proponía renegociar con la UE los términos del Brexit y repetir el referéndum.
Más allá del Brexit
Aunque la desconexión del Reino Unido de la UE es un tema central, determinante y completamente insoslayable en estas elecciones, hay otros asuntos sobre la mesa, a los que se ha prestado atención durante la campaña.
Uno de ellos es la defensa del NHS (National Health Service), el servicio nacional de salud del Reino Unido, en el marco de las negociaciones con otros países. En concreto, desde el Partido Laborista acusan a Boris Johnson de estar dispuesto a "vender" la sanidad pública a inversores extranjeros, en el contexto de una hipotética negociación con EE.UU. de cara al establecimiento de su política comercial exterior. Johnson, por su parte, niega rotundamente esta acusación y la atribuye a una supuesta maniobra dialéctica del líder laborista para escamotear la ambigüedad de su postura frente al Brexit.
El calentamiento global y la emergencia ecológica que conlleva también han marcado la campaña electoral británica. Mientras la mayoría de los partidos exhiben sus propuestas para combatirlo, los conservadores y el Partido del Brexit han rehuido el asunto.
Esta actitud evasiva quedó retratada en la ausencia de ambas formaciones en un debate sobre el cambio climático organizado por una televisión británica. Los atriles reservados a estos representantes en el plató de televisión fueron simbólicamente ocupados con sendas esculturas de hielo que se derretían a medida que transcurría el debate, en una significativa alegoría visual que remitía al derretimiento de los casquetes polares.