Un grupo de científicos liderado por la astrónoma Smadar Naoz considera que el agujero negro supermasivo Sagitario A* (Sgr A*), ubicado en el centro de la Vía Láctea, podría tener un acompañante.
Ese segundo agujero negro 'amigo' aún no ha sido registrado, pero su existencia se podría corroborar o descartar a través de "una miríada de efectos observables", indican estos especalistas.
Atención a la órbita
El efecto más evidente sería el movimiento de las estrellas más cercanas al centro de la Vía Láctea, como S0-2, que orbita Sgr A* con un periodo de 16 años. Si hay un agujero negro acompañante, su tamaño no sería mayor a un décimo del principal, que es un millón de veces más grande que el Sol.
Las observaciones han permitido descartar que haya "un segundo agujero negro supermasivo con una masa 100.000 veces superior" a la del Sol y se encuentre "a 200 veces la distancia" entre esa estrella y la Tierra respecto a Sgr A*, explica Naoz en el portal Space.com.
Sin embargo, esa circunstancia no descarta que en esa zona se encuentre un agujero negro acompañante más pequeño que "no altere la órbita de SO-2 de una manera que podamos medir con facilidad", agrega esta experta.
Emisión y ondas electromagnéticas
Así, la presencia de un segundo agujero negro se detectaría al observar la emisión de S0-2 en el momento de su máxima aproximación a Sgr A*, un fenómeno que tendrá lugar dentro de unos 16 años y en el que "se podría alterar el resultado esperado".
Finalmente, la interacción de los dos agujeros negros debería liberar ondas gravitacionales de frecuencia bastante baja. Los aparatos disponibles hoy en día no son capaces de detectar esas fluctuaciones, pero la Antena Espacial de Interferómetro Láser (LISA, por sus siglas en inglés) que la NASA espera poner en servicio en 2034 podría registrarlas, detalla Smadar Naoz.