El boxeador mexicano Julio César Chávez Jr. perdió por nocaut técnico en su pelea ante el estadounidense Daniel Jacobs luego de negarse a continuar en el quinto asalto alegando una fractura en la nariz. El desafortunado desenlace provocó que el público arrojara objetos al cuadrilátero, sumándose a una serie de polémicas que lo persiguen.
La contienda, celebrada este 20 de diciembre en Phoenix (Arizona, EE.UU.), buscaba convertirse en el triunfante regreso a las grandes ligas del pugilismo mundial de Chávez, quien solo había peleado un vez —en agosto pasado y con victoria por nocaut en el primer episodio— desde su derrota con su compatriota Saúl 'Canelo' Álvarez en mayo de 2017.
Sin embargo, el hijo de la leyenda del boxeo Julio César Chávez ya había generado críticas y dudas días antes del combate. El mexicano llegaba tras levantada una suspensión en su contra por negarse a realizar una prueba antidopaje y no había dado el peso acordado con Jacobs de 168 libras (76 kilogramos). Llegó al pesaje cinco libras (2 kilogramos) por encima, pero al no ser una lucha por campeonato las condiciones pudieron ser fácilmente modificadas.
Ya sobre el cuadrilátero, Chávez se mostró competitivo en el inicio y dominó en los primeros dos asaltos. En los dos siguientes, su contrincante elevó el ritmo y se hizo con el control. Ya en el quinto y definitivo, el estadounidense fue contundente y el mexicano mucho menos enérgico. Cuando ambos regresaron a sus equinas, el réferi fue a revisar a Chávez, quien sangraba por la nariz, y fue entonces cuando el púgil se negó a salir al sexto 'round'. Se decretó nocaut técnico y Jacobs fue anunciado como el ganador.
La decisión no le cayó bien a los aficionados, que demostraron su frustración abucheando y lanzando toda clase de objetos al 'ring' y obligaron a los boxeadores a salir protegidos de la arena. Julio César padre, quien estaba entre el público, fue captado por la cámaras mientras reflejaba su decepción por la derrota de su hijo.
En una posterior entrevista, Chávez Jr. afirmó que su decisión de detener la lucha fue provocada por un "codazo" y "dos cabezazos" que recibió de Jacobs, uno de ellos directo a la nariz, que el juez no sancionó. El boxeador asegura que "quería continuar", pero se le dificultaba respirar porque había "tragado mucha sangre".
Hace unas horas, el excampeón de boxeo mexicano publicó una foto con su hijo desde un hospital y aprovechó para mandar un mensaje a los aficionados: "No estoy de acuerdo con ustedes, mi hijo estaba haciendo una pelea competitiva y estaba ganando, desafortunadamente viene un cabezazo y un codazo y tiene fractura de nariz y ahorita será sometido a una cirugía".
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