En España en promedio se quitan la vida 10 personas al día. El sector más afectado por este problema es el de las fuerzas de seguridad del Estado. En condiciones de soledad e incomprensión, los agentes denuncian la falta de recursos para hacer frente a situaciones cuya solución no tiene vuelta atrás. RT ha conversado con algunos de ellos para recoger los testimonios de quienes han estado bajo presión.
Uno de ellos es Casimiro, un efectivo de la Policía local de Sevilla quien todos los días toma una docena de ansiolíticos para convivir mejor con su estrés postraumático.
Este agente se enfrentó a tiros con varios encapuchados que entraron a robarle en su casa. Un juez lo condenó a dos años y medio de prisión por lesiones a los asaltantes. Cuando se enteró de que estaba procesado, cayó en depresión. Se sintió destrozado y un día intentó suicidarse.
"Mi mujer llegó en el momento justo antes de que yo apretara ese gatillo y me volara la cabeza. Me la retiro suavemente y nos pusimos a llorar los dos", recuerda.
Un tabú dentro de la fuerza
Ahora, Casimiro encabeza una asociación para frenar los suicidios dentro de las fuerzas del orden. Asegura que es un gran tabú y que la atención psiquiátrica es mínima. Después del ataque en su casa, este sevillano quedó señalado dentro de la Policía.
"El aislamiento, el abandono, el desamparo que he recibido institucionalmente. Esas son las consecuencias terribles. Te quedas como un paria, excluido socialmente y laboralmente", se lamenta.
Una veintena de agentes antidisturbios de Cataluña han pedido atención psicológica a la asociación de Casimiro tras los altercados entre los representantes de la Ley con los manifestantes, lo cual es otro ejemplo del estrés que sufren los uniformados.
Accidentes, asesinatos y estrés
En su rutina laboral, frecuentemente presencian accidentes y escenas de crimen. Según los expertos, policías y la Guardia Civil están habituados a la muerte. Más de 200 miembros de las fuerzas del orden se han quitado la vida en lo que va de siglo.
"Las cifras son escalofriantes cuando uno se para a pensar", señala Fernando Perez Pacho, psicólogo clínico. Y continúa: "Tenemos que entender el suicidio como un elemento complejo y multifactorial. No [se trata] solamente de una causa, suele ser una acumulación de diferentes circunstancias negativas".
En más de un 90 % de los casos, la manera de suicidarse es precisamente con la propia arma reglamentaria.
¿Un problema masculino?
Desde la Benemérita —como también es conocida la Guardia Civil— argumentan que el alto número de suicidios se debe a que la inmensa mayoría de sus trabajadores son hombres. Que ellos son los que más se suicidan y que por eso las estadísticas son tan altas.
Además, consideran que en la fuerza tienen un protocolo adecuado para apoyarles cuando tienen problemas. El portavoz del departamento de la Guardia Civil, el teniente coronel José Antonio Montero, niega que haya habido un solo suicidio o intento de suicidio propiciado por el entorno laboral.
"[De acuerdo con] toda la información que manejamos, no hay ninguno que el motivo principal haya sido un problema relacionado con su entorno laboral, sostiene Montero.
Arma de doble filo
Juan José Rodríguez, sin embargo, es un ejemplo de lo contrario. Sufrió acoso en la Guardia Civil cuando decidió denunciar irregularidades dentro de su trabajo. Este asturiano pasó de un currículum impoluto a recibir continuos correctivos. Estuvo seis años de baja. La Guardia Civil fue condenada a resarcirle por haber violado su derecho al honor.
Rodríguez asegura que el apoyo psicólogo en la Guardia Civil es un arma de doble filo. Según explica, uno cuenta los problemas laborales a un oficial y esa información puede acabar llegando a tu propio jefe. Y explica: "Te ningunean, te dicen que no eres nada, te empiezan a poner servicios penosos. Tuve un episodio de ingesta de pastillas y otro que me llegue a cortar las venas del brazo izquierdo. Mi pillaron a tiempo y sigo aquí".
Quitarse la vida es todavía un tabú en la sociedad española actual que se percibe desde la incomprensión. Se entiende desde el rechazo. Pero, en dos de las profesiones con el índice más alto de suicidios, Guardia Civil y Policía, el estigma si cabe es aún mayor.
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