El multimillonario y exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, de 77 años, utilizó mano de obra de presos para realizar llamadas telefónicas en el marco de su campaña presidencial, ha revelado The Intercept. Su campaña contrató mediante un tercero los servicios de la compañía de centros de llamadas ProCom, que opera en los estados de Nueva Jersey y Oklahoma.
Resultó que dos centros de llamadas de la red operan desde dos cárceles estatales y en al menos una de ellas —la prisión para mujeres de mínima seguridad Dr. Eddie Warrior Correctional Center, según reveló al medio una fuente bajo condición de anonimato— las reclusas fueron contratadas para hacer llamadas de parte de la campaña del candidato demócrata.
Durante sus conversaciones con los potenciales votantes, las presas no mencionaban que estaban entre rejas y tenían que finalizar las llamadas diciendo que estas estaban pagadas por la campaña del político.
Por su parte, la portavoz de Bloomberg, Julie Wood, confirmó a The Intercept el acuerdo de la campaña del candidato con ProCom, pero señaló que desconocían que estos centros de llamadas recurriesen a los servicios de reclusos y que de haberlo sabido nunca lo habrían permitido.
"No creemos en esta práctica y ahora hemos terminado nuestra relación con el subcontratista en cuestión", declaró Wood. La campaña de Bloomberg dio por terminado este trato el lunes y ha solicitado a los proveedores que se esfuercen más en seleccionar a los subcontratistas en el futuro.