El Vóljov, el segundo submarino de ataque diésel-eléctrico de la serie de seis encargados para la Flota del Pacífico de Rusia, ha sido botado este jueves en el astillero Admiralteískaya Verf de San Petersburgo, informa RIA Novosti. El buque deberá ahora pasar una serie de pruebas antes de su puesta en servicio.
El contrato para la construcción de estas seis naves del proyecto 636.3 Varshavianka fue firmado por el Ministerio de Defensa de Rusia y la empresa naviera en septiembre de 2016. Anteriormente, otros seis submarinos de este proyecto fueron entregados a la Armada rusa para la Flota del Mar Negro desde agosto de 2010 hasta noviembre de 2016.
A finales de noviembre, en esos mismos astilleros tuvo lugar la ceremonia de izado de banderas en el submarino Petropávlovsk-Kamchatski, el primero de la serie destinada a la Flota del Pacífico. Asimismo, también durante ese mes, se pusieron las quillas a otros dos submarinos del mismo contrato, el Ufá y el Magadán.
Los buques subacuáticos del proyecto 636.3, conocidos sobre todo por sus características de sigilo, pueden lanzar en inmersión misiles de crucero tipo Kalibr, un proyectil con versiones de ataque a tierra y antibuque, y están además dotados de varios tubos lanzatorpedos.
Entre las principales ventajas de los submarinos de propulsión convencional Varshavianka están su menor tamaño (desplazan solo unos 4.000 toneladas) en comparación con los sumergibles de propulsión nuclear y la posibilidad de apagar todos sus equipos y sistemas para lograr un silencio absoluto, una manera de dificultar su detección por el enemigo.
En el caso de Rusia, la necesidad de contar también con submarinos sin propulsión nuclear está dictada por su geografía.
Por ejemplo, en los mares Báltico (muy poco profundo) y Negro, las naves subacuáticas convencionales realizan patrullajes cerca de sus bases correspondientes, aunque también prestan servicio en otras flotas del país, incluida la del Pacífico.