Este domingo, un hombre abrió fuego con una escopeta y mató a dos personas durante el servicio matutino en una iglesia en White Settlement, suburbio de la ciudad estadounidense de Fort Worth (Texas).
Pocos segundos después de iniciar el ataque, el tirador fue abatido por dos feligreses —ambos miembros voluntarios del equipo de seguridad de la iglesia— que sacaron sus armas y le disiparon fatalmente.
De acuerdo con el Departamento de Seguridad Pública de Texas, las acciones "heroicas" de dichos congregantes han salvado un "número incalculable de vidas": en el momento del ataque en la iglesia West Freeway se encontraban más de 240 personas.
La investigación del tiroteo sigue en curso y por el momento las autoridades no han revelado el posible motivo del atacante, ni los nombres del pistolero y de sus víctimas.
Una cámara de seguridad que transmitía en directo el servicio religioso captó el ataque.
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