Por primera vez en la historia de las misiones espaciales se le detectó a un astronauta de la Estación Espacial Internacional un coágulo de sangre, una trombosis, en la vena yugular izquierda al cumplirse dos meses de su estancia a bordo. Esta afección restringe el flujo sanguíneo y puede tener complicaciones potencialmente mortales, entre ellas una sepsis sistémica o embolia pulmonar.
Con un tratamiento de inyecciones anticoagulantes guiado cuidadosamente por profesionales en la Tierra, el tamaño del coágulo se redujo progresivamente. Tras la finalización de su misión de seis meses en la EEI, el coágulo estuvo presente durante 24 horas y desapareció 10 días después, detectaron los médicos en la Tierra. Seis meses más tarde, el astronauta ya no mostraba ningún síntoma de la condición.
El incidente fue descrito en un estudio, redactado por Serena M. Auñón-Canciller, de la Universidad del Estado de Luisiana (EE.UU.), y publicado en la revista The New England Journal of Medicine.
"Estos nuevos hallazgos demuestran que el cuerpo humano todavía nos sorprende en el espacio. Todavía no lo hemos aprendido todo sobre medicina aeroespacial o fisiología espacial", señaló Auñón-Chancellor, que también es miembro del Cuerpo de Astronautas de la NASA.
Un total de once astronautas se sometieron durante sus misiones a exámenes de ultrasonido de las venas yugulares internas como parte del estudio vascular destinado a saber más sobre la fisiología circulatoria, unos conocimientos que podrían ser cruciales para la salud de los astronautas durante futuras misiones a la Luna y Marte.