Esta semana, en las redes sociales fueron compartidas ampliamente unas imágenes que captaron al cuidador de un elefante en el templo budista de Bellanwila, localizado al sur de la capital de Sri Lanka, Colombo, mientras le pegaba con un palo al inmovilizado animal, al que, en una turbia piscina, otro hombre al parecer trataba de lavarle las patas.
En todo el transcurso de la escena, Myan Prince, elefante macho de 15 años, aparece tendido de lado, encadenado a dos árboles cercanos mientras gime de dolor por los golpes propinados.
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En otro video separado, se escucha al elefante rugir de dolor tras recibir azotes de su supuesto cuidador.
Además, apareció una imagen de ese mismo hombre posando encima del elefante tumbado en la piscina, en un aparente intento de burlarse de los activistas que protestaban por el maltrato infligido a Myan Prince.
Campaña de activistas
Activistas por los derechos de los animales iniciaron una campaña en las redes para llamar la atención sobre las condiciones en que se encuentra el elefante. Asimismo, han impulsado una petición para sacarlo de dicho templo y llevarlo a un lugar seguro. De acuerdo con la información de Metro, ya más de 120.000 personas han suscrito la solicitud.
Maneesha Arachchige, activista de la organización Rally for Animal Rights and Environment, comentó a Metro que teme por la vida del animal. "Estamos muy preocupados por el bienestar de Myan Prince. Parece que lo golpean regularmente y el templo luce indiferente", se lamentó.
No es el primer caso de maltrato a elefantes en Sri Lanka, aunque en ese país se les considera animales sagrados. El problema se puso de relieve a nivel internacional después del caso de la hembra elefante Tikiri, quien aparentemente sufría un extremo grado de desnutrición pero aun así fue utilizada durante el festival budista Esala Perahera. El animal se desplomó de agotamiento tras caminar kilómetros llevando un pesado disfraz durante 10 noches consecutivas.