El Ministerio de Salud de Singapur ha confirmado el primer caso del peligroso coronavirus que se ha propagado por China, donde ya ha dejado cientos de infectados y casi una veintena de muertos.
El infectado es un ciudadano chino, de 66 años, residente de Wuhan, localidad en la que se encuentra el mercado de mariscos con el que vinculan la aparición en humanos del nuevo coronavirus. Llegó a Singapur el lunes 20 de enero junto con nueve compañeros de viaje y se alojó en el complejo turístico Shangri-La's Rasa Sentosa Resort, recoge el medio local The Straits Times.
Los médicos sospechan que su hijo, de 37 años, también podría haber contraído el virus y lo mantienen bajo vigilancia, mientras que el resto del grupo fue puesto en cuarentena y permanecerá dos semanas bajo cuidados médicos preventivos. No obstante, de momento no se constata ningún contagio más del coronavirus.
Otra ciudadana china, de 53 años, no relacionada con el grupo de turistas donde se registró la infección, dio positivo en las pruebas preliminares, pero los médicos singapurenses aún están a la espera de confirmación de este resultado.
Ante el brote del nuevo coronavirus, Singapur tomó medidas de precaución e incrementó los controles que incluyen medir la temperatura de todos los pasajeros de avión que lleguen desde China. En total, ha habido 28 sospechas, siete de las cuales han sido descartadas.
Tal como está la situación actual, las autoridades de Singapur aseguran que no hay motivos para la alarma y no hace falta tomar ninguna medida especial más allá de las que ya se aplican.
Neumonía, el peligro principal
La neumonía atribuida al nuevo coronavirus es la complicación principal que se observa en los infectados y no destaca por ningún síntoma especial. Básicamente los infectados tienen fiebre, algunos experimentan dificultades para respirar, mientras las radiografías muestran cambios en los pulmones.
Como no se trata de la neumonía causada por bacterias, no se cura con antibióticos y el tratamiento es sintomático, no enfocado en la etiología de la enfermedad. Por lo general, en estas situaciones los médicos aconsejan un tratamiento parecido al de la gripe: guardar reposo, tomar muchos líquidos y medicinas específicas para los dolores de garganta y fiebre.
Como en el caso de cualquier enfermedad provocada por cualquier tipo de virus, no existe ningún medicamento específico que 'mate' el virus como tal, y es nuestro propio organismo y sistema inmunológico que debe combatirlo. Los tratamientos existentes solo ayudan a aliviar los síntomas, pero no aniquilan el virus. Incluso los medicamentos antivirales no lo erradican y solo suprimen su replicación impidiendo la reproducción en células sanas.