El observatorio Kepler de la NASA, que orbita alrededor del Sol en busca de planetas extrasolares, tuvo la suerte de captar un fenómeno espacial extremadamente raro: el inusual súper estallido de una nova enana, informó este viernes la agencia espacial.
Se trata de un sistema estelar binario, en el que el primer componente es una enana blanca y el otro es una compañera enana y marrón —aproximadamente 10 veces más grande—, de la cual la primera "absorbe la esencia como un vampiro", explica la NASA.
En la práctica, esto significa que las dos se encuentran tan cerca que la fuerte gravedad de la enana blanca —que es el núcleo sobrante de una estrella como nuestro Sol— le quita el material (como gas y polvo) a la marrón. Las enanas marrones, por su parte, no llegan a ser estrellas por falta de masa, y son consideradas objetos subestelares.
Debido a la pérdida de energía rotacional, a medida que este material avanza hacia la enana blanca, empieza a girar en torno a ella como una espiral, para gradualmente acercarse a su centro. Esta espiral parece un disco, por lo que los astrónomos la han denominado disco de acreción.
Las novas enanas se caracterizan por variar en su brillo de manera abrupta e impredecible. Así, el observatorio Kepler registró cómo esta nova primero aumentó lentamente su brillo, después que de repente, en un minuto, se volviera 1.600 veces más brillante, y luego empezó a desvanecerse gradualmente. Es por eso que se identifica el fenómeno como súper estallido: ocurre cuando la estrella se vuelve más de 1.000 veces más luminosa.
Entre tanto, la intensificación repentina del brillo es bastante común y esperada, y lo que sorprendió a los astrónomos fue su aumento lento previo al estallido. Según la NASA, es la primera vez que la comunidad científica registra este fenómeno, que todavía no tiene explicación.
Un descubrimiento accidental
Las novas enanas son en sí mismas un evento bastante raro. Hasta ahora solo se han encontrado unas 100 de ellas. Curiosamente, y en cierto sentido, esta última fue hallada por casualidad, simplemente porque en el momento de la explosión, el observatorio Kepler estaba orientado en la dirección correcta.
No obstante, tras ser captada, permaneció oculta en el archivo de Kepler hasta que finalmente fue detectada por un equipo liderado por Ryan Ridden-Harper, científico del Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial (STScI) y de la Universidad Nacional de Australia, hecho que también ocurrió "accidentalmente".
Ridden-Harper dijo que este reciente hallazgo "aumenta las esperanzas de detectar eventos aún más raros, ocultos en los datos del Kepler". Su equipo planea ahora continuar extrayendo y estudiando datos de ese observatorio, así como de otro 'cazador' de exoplanetas, el Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito.
Si te ha parecido interesante, ¡compártelo con tus amigos!