El siniestrado helicóptero de la estrella del baloncesto Kobe Bryant voló en malas condiciones meteorológicas, mientras que el piloto se apoyó más en su visión que en las indicaciones de los instrumentos antes de estrellarse el pasado domingo, opina el aviador Jeff Wise.
El piloto estaba siguiendo las reglas de vuelo visual, lo que supone que debe mantenerse por debajo de las nubes para ver el terreno, escribió el experto en New York Magazine.
Como alternativa, pasar a las reglas de vuelo por instrumentos le habría permitido ascender a través de la neblina, mientras que los controladores de tráfico aéreo le habrían proporcionado puntos de referencia para seguir evitando el terreno, peores condiciones meteorológicas y otras aeronaves.
Optar por el último modo, no obstante, supone gastar más tiempo y obliga a seguir las instrucciones de los controladores.
"El espacio aéreo en el sur de California está extremadamente sobrecargado y pueden hacerle esperar una hora [antes de avanzar]", comentó al medio el profesor asistente de aviación de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, Paul Cline.
A medida que el helicóptero estaba acercándose a Calabasas, a unos 50 kilómetros al noroeste de Los Ángeles, el piloto empezó un ascenso rápido, subieron casi 1.000 pies (300 metros) en 36 segundos, probablemente para crear un margen seguro entre él y el terreno. De esta manera se vio muy cerca del fondo de la neblina, reportada en el aeropuerto cercano de Van Nuys.
"Si el helicóptero entró en las nubes o no, no lo podríamos saber nunca, pero si lo hizo, cruzó un tipo de línea de invisibilidad. [...] Con el deslumbramiento repentino, la desorientación llega sorprendentemente rápido", escribe Wise.
El experto citó los datos de transpondedor para afirmar que el piloto optó por inclinar el helicóptero a la izquierda y dirigirlo abajo. "La intención fue regresar al aire claro, por debajo de la capa de nubes, y hacer una curva de 180 grados desde el terreno peligroso", explicó el experto.
El helicóptero perdió 800 pies [240 metros] en 18 segundos, "pero lo que no se le ocurrió al piloto es que el terreno ascendía no solamente por delante, sino también a los lados", sostuvo. Como resultado el Sikorsky-76B impactó en una colina a una velocidad de 170 millas por hora (270 km/h).
La leyenda de la NBA, junto a una de sus hijas, Gianna Maria Onore —de 13 años—, y otras 7 personas, incluido el piloto, se dirigía a su academia de baloncesto, ubicada cerca de la localidad californiana de Thousand Oaks. Ninguno de los ocupantes sobrevivió.