Las avispas del papel, o 'Polistes fuscatus', han desarrollado la capacidad de reconocer los rostros de los de su propia especie en los últimos miles de años, afirman los autores de un estudio publicado en la revista PNAS.
Los científicos llegaron a esta conclusión tras estudiar el genoma de esos insectos, cuya habilidad para distinguir las caras de sus congéneres se conocía desde hace ya años. Determinaron que el principal motor de la evolución de la especie ha sido el desarrollo de la cognición.
"Encontramos pruebas de múltiples barridos selectivos duros de mutaciones novedosas asociadas con genes involucrados en el aprendizaje, la memoria, el desarrollo del cerebro y el procesamiento visual", se afirma en el estudio.
"Podría decirse que la selección en la cognición ha sido una de las presiones selectivas más fuertes en la historia reciente de la especie", reiteran los investigadores.
Uno de los autores del estudio, Michael Sheehan, de la Universidad de Cornwall (Reino Unido), señaló en una entrevista con la revista universitaria que la perfección de las cualidades intelectuales de las avispas se refleja principalmente en su interacción, algo inesperado en insectos.
"La conclusión realmente sorprendente es que las presiones de selección más intensas en la historia reciente de estas avispas no han sido lidiar con el clima, atrapar alimentos o parásitos, sino mejorar el trato mutuo. Eso es bastante profundo", cita el comunicado de la universidad a Sheehan.
Fruto de la vida social
El estudio sugiere que el reconocimiento facial podría haberse desarrollado en esa especie bajo la influencia de su estructura social que, a diferencia de la de las abejas, permite la convivencia de cinco o más reinas en un avispero. En una situación de constantes conflictos por la dominación sobre el grupo, las reinas necesitan distinguir a sus competidoras para recordar quién es quién en su jerarquía, suponen los científicos.
"Si eres un subordinado en el grupo, pierdes muchas oportunidades para poner huevos. Trabajar en grupo tiene ventajas, pero también costes para el individuo. En estas sociedades donde múltiples reinas interactúan entre sí, es donde el reconocimiento se vuelve tan útil", indica Sheehan.
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