La presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, anunció este martes tres cambios en su Gabinete, de cara a las próximas elecciones que se celebrarán el domingo 3 de mayo.
En un acto oficial celebrado en el Palacio de Gobierno, Áñez anunció que Isabel Fernández será la nueva ministra de Comunicación; Víctor Hugo Cárdenas, de Educación; y Eliane Capobianco, ocupará la titularidad de la cartera de Desarrollo Rural y Tierras.
"Quedan ustedes posesionados como ministros de Estado", dijo la presidenta de facto de Bolivia.
La llegada de Isabel Fernández al Ministerio de facto de Comunicación se produce un día después de que Roxana Lizárraga, entonces titular de la cartera, presentara su "renuncia irrevocable" por discrepancias con Áñez, tras anunciar ésta su candidatura a las elecciones generales.
No obstante, Áñez dijo este martes que el ajuste en su Gabinete era necesario para comprobar que todos los miembros del Gobierno de facto están comprometidos con una buena gestión. "El Gabinete necesita crear confianza y credibilidad en el trabajo cotidiano con la Presidencia", dijo.
El domingo, Jeanine Áñez pidió la renuncia de todos los ministros "para encarar esta nueva etapa de la gestión de transición democrática". Sin embargo, solo realizó tres cambios en su Gabinete y ratificó a 17 colaboradores.
Áñez sobre su candidatura
"Hemos luchado por elecciones libres, limpias y transparentes. Las vamos a tener", dijo Áñez. "No me atrevería siquiera a hacer una insinuación a ningún vocal electoral", agregó la presidenta de facto sobre una posible presión desde el Ejecutivo para favorecer su candidatura.
Según anunció Áñez, su candidatura estará "completamente separada del uso de los bienes del Estado". "Haré campaña en horarios que no son de trabajo", agregó.
El pasado 12 de noviembre, Áñez se autoproclamó "presidenta interina" de Bolivia, pese a la falta de quorum en el Parlamento y días después del golpe de Estado contra Evo Morales.
Tras asumir el poder, la exsegunda vicepresidenta del Senado tomó juramento del Gabinete y anunció que encabezaría un Gobierno de transición que daría paso a la elección de un nuevo mandatario. Durante esos primeros meses, su Administración de facto comenzó a perseguir política y judicialmente a los exfuncionarios del Gobierno de Evo Morales.
El ministro de la Presidencia de facto, Yerko Núñez, afirmó en diciembre pasado que Áñez no se postularía a los comicios del próximo 3 de mayo.
"[Jeanine Áñez] no va a ser candidata a presidente, este es un Gobierno de transición", dijo Yerko Núñez, agregando que tampoco harían campaña por ningún candidato presidencial.
Una postulación que fragmenta a la derecha boliviana
El viernes pasado Áñez anunció su candidatura a la Presidencia pese a que, según expresó, no estaba en sus planes participar en las elecciones.
La noticia de su candidatura no cayó bien entre la mayoría de postulantes, incluyendo aquellos de la derecha boliviana. El excandidato opositor, Carlos Mesa, recordó "el carácter de transición" del Gobierno de Áñez "con una responsabilidad específica" que "no debe ir más allá de ese objetivo".
Por su parte, el pastor Hyun Chung escribió en su cuenta de Twitter que la presidenta utilizaba "el Gobierno para convertir(lo) en un partido político" y que el "denominador común" es "el heroísmo". "El mismo discurso cínico de Evo: 'No quería pero el pueblo pide'", afirmó.
Mientras tanto, el expresidente Jorge 'Tuto' Quiroga (2001-2002) dijo que "un Gobierno en campaña pierde la legitimidad y el respaldo", y aseveró que la postulación de Áñez "hará daño a la credibilidad internacional" y "pondrá bajo sospecha al órgano electoral elegido por el Gobierno".
A su vez, Gabriel Rodríguez Olivera, miembro de la plataforma comunicacional 'La Resistencia Bolivia', asegura que incluso aquellos bolivianos que apoyaron a Jeanine Áñez y sus partidarios en el derrocamiento de Evo Morales, están decepcionados con ella y sus políticas.
Mientras la derecha azuza las pugnas por las múltiples postulaciones, este martes, el exministro de Economía en el Gobierno de Evo Morales, Luis Arce, llegó a Bolivia procedente de Argentina para preparar su candidatura presidencial. Sin embargo, al arribar al aeropuerto de El Alto, en La Paz, recibió un citatorio judicial por "incumplimiento de deberes".