El misterio que rodea las huellas de dinosaurios en el techo de una cueva australiana se ha resuelto después de más de medio siglo. La nueva explicación del fenómeno no es tan extraña como algunas teorías anteriores, pero la forma en que surgió muestra cuánta importancia puede tener una simple casualidad en la ciencia.
Hay nueve conjuntos diferentes de huellas de dinosaurios dentro de las Cavernas Fireclay cerca de la ciudad Mount Morgan, en el estado australiano de Queensland. Las huellas fueron descubiertas por primera vez en el techo de una antigua mina de oro en 1952.
El paleontólogo Anthony Romilio, de la Universidad de Queensland, explicó a IFL Science que los dinosaurios frecuentemente caminaban sobre sedimentos de arcilla blanda, dejando huellas. Estas depresiones a menudo se llenaban de arena, y ambas capas se endurecían bajo la presión de más materiales encima. Finalmente, la erosión hídrica eliminaba el material más blando dando lugar a cuevas, en las que sobresalen huellas de la roca en muchas cavernas en Queensland.
Aunque las impresiones en el techo crearon mucha confusión a principios del siglo XX, el proceso de formación se entendía bien. Más desconcertante fue la pregunta de qué tipo de dinosaurio los creó. Los paleontólogos inicialmente las atribuyeron a un terópodo caminando a cuatro patas.
Un tesoro paleontológico, guardado en un armario
Durante décadas, la pregunta permaneció pendiente. Pero el sitio fue cerrado, por lo que aquellos que buscaban una respuesta no podían encontrar nuevas pruebas, hasta que Romilio conoció a la dentista Roslyn Dick.
El paleontólogo conoció a Dick en un mercado de frutas mientras estaba trabajando ahí para ganar más dinero (las becas de doctorado australianas no son muy lucrativas, explicó a IFL Science el propio Romilio). La mujer resultó ser la hija del legendario cazador de fósiles, Ross Staines.
Staines tomó fotografías de alta resolución de las cuevas de Mount Morgan, así como notas detalladas, que ahora estaban guardadas en un armario en la casa de la hermana de Dick. Utilizando técnicas y conocimientos no disponibles para Staines, Romilio examinó estos registros y reveló en un artículo publicado en la revista Historical Biology que las huellas fueron hechas por dos dinosaurios bípedos de diferentes tamaños.
Romilio detalló que el dinosaurio más grande probablemente tenía patas de un metro de largo, mientras que el más pequeño era aproximadamente la mitad de alto. Los dos eran probablemente especies diferentes, pero el experto no descarta que fueran un adulto y un ejemplar joven de la misma especie.