Científicos del Instituto de Paleontología de la Universidad de Münster (Alemania), confirmaron que el meteorito que cayó en Europa en septiembre del año pasado, es una condirita carbonosa, la cual está compuesta por material de la primera época del sistema solar.
El meteorito, de un tamaño aproximado de 3,7 x 3,5 cm, fue hallado por Erik Due-Hansen en su jardín delantero de su domicilio a la mañana siguiente del avistamiento del bólido. Este evento fue reportado por cientos de testigos en los Países Bajos, Alemania, Bélgica, Dinamarca y el Reino Unido, quienes informaron haber visto un destello de luz en el cielo a plena luz del día.
El análisis con un microscopio electrónico de barrido de Flensburg —nombre con el que fue apodado el meteorito en honor a la ciudad en donde fue descubierto— reveló que contiene esferas de 0,05 a 1 milímetros, llamados cóndrulos, con abundantes niveles filosilicatos y carbonatos. Minerales que requieren de agua para formarse.
Debido a su composición, fue clasificado como una condirita carbonosa la cual está formada por compuestos orgánicos complejos de importancia prebiológica, y podría estar compuesta del mismo material que los planetesimales que formaron y suministraron agua a la Tierra primitiva.
Este tipo de meteoritos representan solamente el 2,8 % de los hallados sobre la superficie terrestre. Sin embargo, constituyen el grupo más significativo debido a la información que contienen acerca de los procesos de evolución química prebiótica de la materia orgánica ocurridos durante los inicios de formación del sistema solar.
Es probable que la condrita carbonosa más estudiada sea el meteorito Murchison, el cual cayó en Australia en 1969. En él se han encontrado partículas de carburo de silicio de 7.000 millones de años de antigüedad, unos 2.500 millones de años más antiguo que la misma tierra.