Diego González fue condenado a 35 años de prisión por haber violado a su hija durante más de una década, causándole tres embarazos, y el fallo unánime fue dado a conocer este miércoles por el Tribunal Oral Criminal Número 2 del partido de Quilmes, Provincia de Buenos Aires (Argentina).
El abusador ya había sido considerado culpable el 18 de febrero, cuando la Justicia local emitió su adelanto de veredicto. Sin embargo, aún restaba conocer el castigo que le corresponde al implicado, quien estaba privado de su libertad de forma preventiva.
En ese marco, cuando se pronunció la sentencia, los allegados de la damnificada respondieron con aplausos, porque era la cantidad de años que planteaban.
El caso
Ludmila fue agredida sexualmente por su padre durante al menos 12 años, en una casa ubicada en la localidad de Bernal. Según el testimonio de la joven, los delitos se cometieron cuando ella tenía entre siete y 19, aunque su tío le dijo a este medio que también hubo abusos previos. En efecto, aquel pariente detalló que, luego de declarar ante las autoridades, la chica recordó hechos anteriores, que no fueron incluidos en el expediente.
Así, la agredida sostiene que las violaciones de su progenitor le produjeron tres embarazos. En el primero de ellos, habría sido obligada a abortar; en el segundo, el bebé falleció al poco tiempo de nacer; y el tercero, se trata de su hija actual, de cuatro años. Las pruebas de ADN, presentadas por el fiscal ante los jueces, reflejan que el papá biológico de esa niña es el propio agresor.
La víctima se animó a contarles aquella dramática situación a algunos seres queridos recién en el 2017. Así, su novio, un hermano y los tíos la ayudaron a huir de la vivienda, para irse a vivir con su pareja: "Solo quería escaparme, tenía miedo de que me encontrara y me matara", le dijo Ludmila a RT.
Tres días después, fue incentivada a denunciar los abusos y se presentó en la Comisaría de la Mujer de Quilmes. A las pocas horas, la Justicia local detuvo a González, quien permaneció detenido desde entonces, mientras se desarrollaba el caso judicial.
Así, durante la entrevista aquella joven de 22 años le aconsejó a otras víctimas "que hablen", y también destacó: "Nunca estamos solos, siempre va a haber alguien que te va a ayudar para salir de todo este infierno".