Científicos estadounidenses hicieron desaparecer los efectos de la diabetes en ratones injertándoles células humanas secretoras de insulina, y creen que han desarrollado una tecnología idónea para tratar la misma enfermedad en personas.
No es la primera vez que los científicos recurren a las células madre para reanudar la emisión de insulina en el cuerpo. El desafío fundamental siempre ha sido controlar cuántas células especializadas se obtienen por medio de su conversión y cuántas hormonas resultan capaces de producir. Los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis desarrollaron un método que les permitió controlarlo.
El equipo ajustó el protocolo para transformar las células madre humanas en células beta pancreáticas (secretoras de insulina). Las células resultantes respondían mejor a los niveles fluctuantes de glucosa en la sangre y, una vez trasplantadas a los roedores diabéticos, redujeron el azúcar hasta niveles normales en dos semanas y mantuvieron el efecto durante al menos nueve meses.
El obstáculo superado
Junto a las células "terapéuticamente relevantes" se producen otras completamente diferentes, señaló el doctor Jeffrey Millman en un comunicado universitario difundido este lunes. "Se necesitan cerca de mil millones de células beta para curar a una persona con diabetes —explicó—. Pero si una cuarta parte de las células producidas son células del hígado u otras células del páncreas, en lugar de necesitar 1.000 millones se necesitan 1.250 millones. Eso hace que curar la enfermedad sea un 25% más difícil".
Esta desventaja que complica la terapia fue superada durante el experimento, y las células productoras de insulina reaccionaron de manera más rápida y adecuada cuando se encontraron con una molécula de glucosa. Este comportamiento es el que muestran las células beta en personas sanas, que no padecen diabetes.
Algunos ratones dejaron de sufrir diabetes durante más de un año, afirma el autor principal del estudio. Y eso a pesar de que su equipo tuvo que aplicarles una medicación adicional para suprimir el rechazo del tejido humano.
Millman señala dos formas posibles de probar el tratamiento en personas diabéticas, pero no se atreve a pronosticar cuán pronto será posible realizar experimentos al respecto.
El estudio fue publicado el 24 de febrero en la revista Nature Biotechnology.
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