Un grupo de investigadores rusos que investigan el fenómeno de Tunguska en 1908, el mayor impacto en la Tierra registrado en la historia moderna y que sigue sin resolverse, ha descubierto capas en sedimentos locales que podrían contener sustancias de origen extraterrestre, según un informe preliminar sobre los hallazgos de la expedición.
El 30 de junio de 1908, un objeto ígneo voló miles de kilómetros sobre Siberia antes de explotar en las proximidades del río Podkámennaya Tunguska. El origen de este fenómeno todavía es una cuestión discutida por los científicos. Las hipótesis principales sugieren que fuera la caída de un meteorito o la explosión de otro objeto espacial en la atmósfera terrestre.
Un equipo de físicos, geólogos y biólogos han investigado los sedimentos en el fondo del lago Zapovédnoye encontrando los vestigios de la catástrofe, traídos por aguas de crecida y las del río Lakura desde la zona.
"[El lago] es profundo y los sedimentos limosos acumulados en él no se mezclan sino que se asientan y conservan la información de los años pasados, incluida la historia incesante de cambios climáticos y eventos catastróficos", explica el subdirector científico de la reserva estatal de Tunguska, Artur Méidus.
Según el investigador, los sedimentos fechados en entre 1908 y 1910, contienen las indicaciones de incendios y de emisiones a la atmósfera de partículas (que podrían ser de origen tanto terrestre como extraterrestre) que acompañaron al fenómeno de Tunguska. En estos posos se encuentra una capa ligera claramente dividida con un color más claro que el resto, que tiene mayor concentración de potasio, titanio, rubidio, itrio y circonio, lo que permite a los científicos asociarla a las consecuencias que se produjeron tras lo ocurrido en Tunguska.
El paso siguiente, según los investigadores, será la búsqueda precisa de micropartículas de origen espacial en los sedimentos datados por radiocarbono. En el proceso se aplicará la técnica de fluorescencia de rayos X y la radiación de sincrotrón para identificar los elementos y medir sus concentraciones hasta millonésimas porcentuales.
La explosión del denominado 'bólido de Tungunska', oída a más de mil kilómetros de distancia, tuvo una potencia equivalente al estallido de una bomba termonuclear y arrasó más de 2.000 kilómetros cuadrados de bosque.
En los días siguientes se avistaron una serie de extraños fenómenos sobre el cielo de Europa, como nubes plateadas y brillantes, vistosas puestas de sol y un inusual brillo en la noche.
Los periódicos rusos de la época reportaron sobre un impacto de meteorito, mientras que otros extranjeros sugirieron varios escenarios, desde una erupción volcánica hasta la intervención de ovnis. Debido a las turbulencias políticas que se produjeron en los años siguientes en Rusia, los estudios sobre la explosión de Tunguska tardaron dos décadas en comenzar.
Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!