Sebastián Piñera lo volvió a hacer. El presidente de Chile se vio envuelto en una polémica por equiparar a las víctimas de femicidio con sus asesinos, pero es solo la continuidad de su historial de frases desafortunadas sobre las mujeres.
"A veces no es solamente la voluntad de los hombres de abusar, sino la posición de las mujeres de ser abusadas. Tenemos que corregir al que abusa y también tenemos que decirle a la persona que no puede permitir que eso ocurra", dijo justo en la semana en que se conmemora el Día Internacional de las Mujeres y se evidencian todavía más las múltiples facetas de las violencias machistas.
A mediados de 2017, Piñera ya había sido repudiado por un chiste sexista. "Bueno, muchachos, me acaban de sugerir un juego muy entretenido. Es muy sencillo: todas las mujeres se tiran al suelo y se hacen las muertas, y todos nosotros nos tiramos encima y nos hacemos los vivos", dijo en un acto político. Las carcajadas se terminaron cuando se vio obligado a disculparse.
Tampoco era la primera vez que hacía gala de su machismo. "¿Sabe cuál es la diferencia entre un político y una dama? Cuando el político dice 'sí', quiere decir 'tal vez'. Cuando dice 'tal vez', quiere decir: 'no', y cuando dice que 'no', no es político. Cuando una dama dice que 'no' quiere decir ' tal vez. Cuando dice 'tal vez' quiere decir que 'sí'. Cuando dice que 'sí', no es una dama", dijo en 2011.
Pero Piñera no está solo. No es el único líder latinoamericano experto en ejercer violencia verbal contra las mujeres.
Le compite, por ejemplo, el brasileño Jair Bolsonaro, quien acaba de sugerir que la periodista Patricia Campos Mello buscó información a cambio de sexo. Así intenta desacreditar su investigación sobre las noticias falsas que ayudaron a que el ultraderechista llegara al poder en la campaña de 2018.
La lista es amplia. Bolsonaro ha dicho que no contrataría a hombres y mujeres con el mismo salario, aunque reconoció que "hay muchas mujeres competentes". Tampoco apoya los cupos femeninos laborales porque "si ponen mujeres porque sí, van a tener que contratar a negros también". Al hablar de sus hijos, celebró que los cuatro primeros fueran varones. "Con la quinta fallé y salió mujer", lamentó.
"Entre un hombre y una mujer joven, ¿qué piensa el empresario? 'Caramba, esta mujer tiene anillo en el dedo, de aquí a poco queda embarazada, seis meses de permiso de maternidad'. ¿Quién va a pagar la cuenta? El empleador. Cuando ella vuelva tendrá más de un mes de vacaciones. O sea que ella trabajó cinco meses en un año. Es por esto que paga menos a la mujer", explicó de manera didáctica para justificar la disparidad salarial.
Como diputado, Bolsonaro lanzó una frase que quedó para la historia. "Ella no merece (ser violada) porque es muy mala, es muy fea. No es de mi gusto, jamás la violaría. Yo no soy violador, pero si lo fuera, no la iba a violar porque no lo merece", advirtió al referirse a la legisladora del Partido de los Trabajadores María do Rosário.
En México, en medio de las crecientes protestas feministas, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido criticado porque suele responderles a las periodistas con palabras condescendientes que nunca usa con los reporteros.
"No voy a hablar de eso, corazoncito", le dijo en septiembre de 2018 a una periodista que le preguntó por rumores de alianzas políticas de su partido. La indignación feminista no hizo mella en el presidente. "Son ustedes mis corazones, mis corazoncitos. Yo les estimo mucho, les quiero. Yo llevo a la práctica el principio filosófico del amor al prójimo: amor y paz, ¿cómo les voy a tratar? Pues así con cariño. No soy autoritario", se justificó.
En Colombia, Iván Duque tuvo su desliz patriarcal durante el debate presidencial de 2018. Al hablar sobre embarazo adolescente, propuso que las menores trabajen "desde edad temprana" para que "el tiempo ocioso no las afecte". O sea, en lugar de educación sexual integral para todos los géneros, mejor trabajo infantil para las mujeres.
Desde Perú, el presidente Martín Vizcarra desató un alud de críticas al justificar los femicidios. "A veces son los designios de la vida y hay que aceptarlos", dijo a propósito del asesinato de Eyvi Ágreda, una joven de 22 años que fue quemada en un autobús en Lima. De resignación, nada, le respondieron los colectivos feministas.
En Ecuador, el presidente Lenín Moreno, optó por victimizarse. "Los hombres estamos sometidos permanentemente al peligro de que nos acusen de acoso… a veces veo que se ensañan con aquellas personas feas en el acoso. Es decir que el acoso es cuando viene de una persona fea, pero si la persona es bien presentada, de acuerdo a los cánones, suelen no pensar necesariamente en que es un acoso", dijo en enero pasado al denunciar la supuesta selectividad física de las mujeres.
El rechazo a sus palabras estalló de inmediato en redes sociales, pero demostró que las críticas todavía no alcanzan para desaparecer prejuicios, estereotipos y la violencia de género de los discursos oficiales.