En la noche de este martes, las autoridades chinas han confirmado 119 nuevos casos del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y registrado 38 muertes más.
De acuerdo con los últimos datos de la Comisión Nacional de Salud, el número de casos confirmados alcanza ya a 80.270. Un total de 2.981 personas han muerto y 49.856 se han recuperado de la enfermedad.
Este lunes se registraron en el país asiático 125 nuevos infectados y 31 muertes, mientras que el día anterior fueron confirmados 202 nuevos casos y 42 decesos por causa del COVID-19, con lo cual se puede hablar de una tendencia a la disminución del brote en China.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a escala global la mortalidad del nuevo coronavirus es del 3,4 %, mientras que la gripe estacional suele provocar menos del 1 % de muertes entre los infectados.
¿Por qué el nuevo virus deja tantos infectados y hasta muertos?
Como en el caso de cualquier enfermedad provocada por cualquier tipo de virus, no existe ningún medicamento específico que 'mate' al virus como tal, siendo nuestro propio organismo y su sistema inmunológico el que debe combatirlo. Los tratamientos existentes solo ayudan a aliviar los síntomas, pero no aniquilan la causa del mal.
Si bien solemos recuperarnos de la mayoría de los resfriados o gripe de naturaleza viral por los esfuerzos de nuestro propio organismo, acompañados de un tratamiento sintomático, algunos tipos de virus son mucho más potentes y agresivos y el organismo no logra combatirlos por su cuenta, lo que puede desembocar en complicaciones y muerte, algo que ya sucedió durante el brote del ébola y se observa ahora en China con el nuevo coronavirus.
¿Hay cura contra los coronavirus?
Ciertas vacunas protegen contra algunos virus, pero no ante infecciones provocadas por un coronavirus humano.
Sin embargo, entre humanos solo circula una parte pequeña de los coronavirus existentes, ya que la mayoría solo están presentes en animales. Así, el mortífero síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS, por sus siglas en inglés) fue provocado por virus de dromedarios, mientras que el origen del síndrome respiratorio agudo grave o la neumonía atípica fue el SARS Co-V que portaban unos felinos llamados civetas.
En el caso de la neumonía atípica por el coronavirus SARS Co-V, los inhibidores de la proteasa lopinavir y ritonavir mostraron cierta actividad antiviral y el interferón alfa y beta también ofreció algunos efectos positivos, aunque los datos sobre su eficacia son limitados.