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"Reacción desmesurada": la 'huelga' de terratenientes contra Alberto Fernández y el polémico pasado de la Sociedad Rural Argentina

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Entre sus principales manchas, la organización patronal apoyó fusilamientos de obreros, defendió dictaduras militares y siempre se enfrentó a los Gobiernos progresistas.
"Reacción desmesurada": la 'huelga' de terratenientes contra Alberto Fernández y el polémico pasado de la Sociedad Rural Argentina

El paro de cuatro días impulsado por la Mesa de Enlace, una organización que nuclea a las principales entidades patronales agrarias de Argentina, empezó este lunes y ya reavivó históricas crispaciones entre el progresismo local y los terratenientes del campo, en un país que solía ser reconocido como el 'Granero del Mundo'. 

La disputa surge a raíz del reciente aumento en el impuesto para las exportaciones de soja, de vital importancia para la economía argentina, que sube desde un 30 % —fijado en diciembre— a un 33 % para aquellos que vendan más de mil toneladas anuales. Sin embargo, en otros productos menos determinantes, como las arvejas, porotos, garbanzos, lentejas, maní, harina de trigo y el girasol, por citar algunos, se reduce el tributo. 

Así, se estima que el Estado sumaría 354 millones de dólares en su recaudación, pero no se utilizarían para mejorar la situación fiscal del país sudamericano: la mitad sería para compensar a productores sojeros más pequeños, y la otra parte para disminuir deducciones en las economías regionales, dinamizando al sector. Distribuir y reducir, levemente, la concentración. Aquella nueva política se enmarca en la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el Marco de la Emergencia Pública, aprobada por el Congreso.

Agustín D'attellis, economista
Agustín D'attellis, economista
Durante el Gobierno de Macri, tributaban una suma fija en pesos. Los propios exportadores que manejan el mercado cambiario, generaban la devaluación de la moneda nacional y esa depreciación les licuaba lo que pagaban de impuestos

En ese marco, los grandes patrones rurales decidieron frenar sus actividades: "La reacción es desmesurada", opina el economista Agustín D'attellis. "Las cerealeras que concentran la mayor parte de la producción y las exportaciones, particularmente de soja, fueron uno de los sectores más beneficiados durante los últimos cuatro años", subraya. Todo ello, "en un contexto donde el resto de los sectores, como la industria, las pequeñas y medianas empresas y la construcción, resultaron muy perjudicados". 

Más en detalle, el experto explica: "En el Gobierno de Mauricio Macri [2015-2019] se hizo una picardía, que fue establecer la retención [así se le llama al impuesto sojero en Argentina] con una suma fija en pesos por cada dólar de exportaciones". Y profundiza: "De manera que los propios exportadores, que manejan el mercado cambiario, generaban la devaluación del peso argentino, y esa depreciación les licuaba lo que pagaban de impuestos".  

A su vez, D'attellis indica que ahora la diferencia es que la administración de Fernández estableció el esquema de porcentajes, y luego añadió tres puntos adicionales con el aval del Parlamento. En cuanto al contexto internacional, señala que "no es el ideal" como para enfrentarse a los grupos que concentran la economía agraria. Y finaliza: "Con la convulsión de los mercados financieros, es un momento complejo". 

Impacto limitado en las primeras horas del paro

La primera jornada del freno de actividades, que durará hasta el jueves, tuvo un acatamiento limitado. Los líderes del movimiento patronal esperaban que todo el campo argentino acompañe sus proclamas, pero por ahora, no es así. Por su parte, la Mesa de Enlace anunció en la previa que no habrá cortes de ruta y que la medida no provocará desabastecimiento. 

Así, los puertos cercanos a la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, tuvieron bastante movimiento: ingresaron 4.324 camiones cargados con granos, informó Télam, casi el doble que el lunes pasado. Aquella cifra se atribuye a que las empresas locales habían pactado sus entregas con anterioridad a la medida de fuerza. Además, en el Mercado de Hacienda de Liniers, Ciudad de Buenos Aires, entraron 2.516 animales, una cifra que también supera a la habitual. 

Y Expoagro, una importante muestra del sector, tampoco se vio interrumpida este 10 de marzo. De hecho, tuvo la presencia de dirigentes de la Sociedad Rural, que integra la Mesa de Enlace.

  • Movimientos de campesinos apoyaron los nuevos impuestos a grandes exportadores

Por otro lado, agrupaciones obreras lanzaron una serie de actividades para distanciarse de la acción patronal, y apoyar al Gobierno. Así, productores agropecuarios de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) realizaron este lunes una feria de verduras en la capital, a precios más baratos. En sintonía, el martes la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) hizo su 'verdurazo', regalando 20.000 kilos de alimento en la Plaza de Mayo: "El campo no es uno solo", pronunciaron. 

El cuestionado historial de la SRA

Para buena parte de la izquierda o centro izquierda urbana, 'el campo' —en alusión a los grandes terratenientes— es reconocido como el sector más reaccionario de la sociedad, o la extrema derecha. En otras palabras, los antecedentes de este pequeño grupo, poseedor de grandes porciones de tierra, están plagados de polémicas, malos tratos y aberraciones contra empobrecidos trabajadores rurales, salvo por raras excepciones.  

Desde los inicios de Argentina como país, la injusta distribución de enormes extensiones de tierras entre un puñado reducido de familias forjaba el camino de una histórica desigualdad social, afianzada en la actualidad. Así, para 1866, muchos de estos importantes dueños de campos y terrenos, de alto valor productivo, dieron nacimiento a la Sociedad Rural Argentina (SRA), una asociación civil que a lo largo de la historia tuvo gran influencia en la política nacional.

En efecto, su participación en las grandes decisiones de gobierno fue activa. Entre 1878 y 1885 se produjo la Campaña del Desierto, cuando el Estado argentino extendió su presencia sobre territorios dominado por indígenas, muchos de los cuales fueron asesinados. Así, el director de aquella entidad, José Martínez de Hoz, recibió 2,5 millones de hectáreas, y otros miembros de la organización se quedaron con cientos de miles. 

Unas décadas después, en 1921, fueron cómplices de la tragedia más criticada por las organizaciones obreras de la época: los fusilamientos de campesinos en la provincia de Santa Cruz, al extremo sur. Según la recopilación documental que hizo el periodista Osvaldo Bayer para su libro 'La Patagonia rebelde', fueron los dueños de las estancias quienes presionaron al Ejecutivo para que enviara al Ejército, que concretó la matanza en tiempos democráticos.

En efecto, los comités de trabajadores sureños les exigían a la SRA mejoras laborales mínimas para los subordinados, que eran empleados en condiciones deplorables. Sin embargo, frente al temor de que flameara la bandera roja en el extremo sur, a muy pocos años de haber estallado la Revolución Rusa, el Gobierno de Hipólito Yrigoyen accedió y envió a los uniformados de Caballería. Tras cometer los fusilamientos, el 1 de enero de 1922 la SRA organizó un mitín para homenajear al coronel Héctor Benigno Varela, quien dirigió la campaña de exterminio. Al día de hoy, no se conoce el número exacto de asesinatos, pero se estima que fueron cientos. Así, por esos años la organización gremial dejó de existir en la zona. 

Aquella no fue la única vez que los terratenientes celebraron las violaciones a los derechos humanos, con un discurso plagado de patriotismo. Los ejemplos son muchos, pero la solicitada del 24 de marzo de 1977, cuando se cumplía el primer aniversario del último golpe de Estado, resulta esclarecedora: "Las Fuerzas Armadas tomaron las riendas del país con patriótico empeño, para evitar su desarticulación total. Su advenimiento al Gobierno fue apoyado por todos", decía la SRA. Durante aquella dictadura, autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, se estima que desaparecieron 30.000 personas, según organizaciones de derechos humanos. 

Ya en democracia, el entonces presidente Raúl Alfonsín, quien tenía la difícil tarea de pacificar un país dañado por los crímenes de lesa humanidad, fue abucheado públicamente durante un discurso en el establecimiento principal de la Sociedad Rural Argentina, en 1988. "Es una actitud fascista el no escuchar al orador", había respondido ante el micrófono el mandatario, y aquella situación todavía se recuerda en la actualidad.

Más cerca en el tiempo, las patronales del agro protagonizaron una feroz cruzada durante 2008 contra el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, quien aplicó una serie de impuestos a las exportaciones. Aquella circunstancia produjo una fuerte crisis política, mayor división social y un gran enfrentamiento entre el Ejecutivo y los principales medios de comunicación.

Durante el mandato de Mauricio Macri, se colocó a quien fuera presidente de la SRA entre 2012 y 2017, Luis Miguel Etchevehere, al frente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca.

Ahora, con un nuevo Gobierno progresista, se reabre la tensión. 

Leandro Lutzky 

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