Las 'Mujeres Sin Tierra' en Brasil: "Desafiamos la hegemonía del capital financiero con nuestra agricultura ecológica y familiar"
En Brasil, una de las numerosas manifestaciones de mujeres con motivo del Día Internacional de las Mujeres, 8M, ha sido la organizada por las mujeres rurales que tomaron las calles y algunos espacios públicos de Brasilia durante cuatro días. Más de 3.500 campesinas, indígenas y de otras poblaciones ancestrales como Quilombolas (descendientes de la población africana esclavizada en territorio brasileño durante la colonización) participaron en el 1º Encuentro Nacional de las Mujeres Sin Tierra, que tuvo lugar en la capital del país entre el 5 y 9 de marzo.
Entre las asistentes se destacó la expresidenta Dilma Rousseff, que animo a "combatir juntas el monstruo del neofascismo y del neoliberalismo". "Nosotras somos mujeres, luchemos como siempre luchan las mujeres, con mucha fuerza", añadió en su discurso.
'Mujeres en lucha, mujeres sembrando resistencia' ha sido el lema de la masiva movilización feminista organizada por las integrantes de uno de los más antiguos movimientos sociales de Brasil, el Movimiento Sin Tierra (MST), que lucha por el acceso al suelo productivo de los pequeños campesinos, así como por la reforma agraria y otros derechos sociales de la población rural a pesar de las ofensivas del actual presidente de Brasil. Jair Bolsonaro se opone firmemente a la labor del MST, que defiende la ocupación pacífica de tierras públicas abandonadas para que los pequeños productores puedan trabajarlas a falta de una verdadera reforma agraria. El Movimiento denuncia que más de 4 millones de familias rurales de Brasil no tienen acceso a la tierra. De entre los propietarios, menos del 20 % son mujeres brasileñas, de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
"Nosotras somos mujeres constructoras de nuestra historia, damos voz al campesinado", expresa Dê Silva, mujer trans, pedagoga e integrante del MST. "Cuando nos reconocemos como una mujer sin tierra pasamos de ser un sujeto individual a ser sujeto colectivo que lucha por la defensa de nuestros derechos básicos", añade esta integrante del Movimiento que vivió desde niña lo que significa luchar por el derecho a un pedazo de tierra y a una vida digna en el estado de Mato Grosso. Esta región lidera los rankings de conflictos de tierras entre pequeños productores, indígenas o poblaciones ancestrales con los grandes terratenientes productores de carne, algodón, soja u otros cereales.
Silva nació en un campamento de pequeños productores en el municipio matogrossense de Rondópolis, que gracias al MST consiguió ser reconocido como asentamiento oficial de campesinos y recibieron acceso legal a la tierra para trabajarla. Hoy en día y siguiendo los pasos de su madre, ella continúa en la lucha y explica en entrevista para RT el significado de este encuentro y los desafíos que enfrentan hoy en día estas poblaciones rurales.
RT: ¿Qué significó para ti este primer Encuentro Nacional de las Mujeres Sin Tierra?
D.S.: Fue la realización del sueño de muchas mujeres rurales, mujeres sin tierra, que viven generalmente en áreas distantes. El encuentro tuvo lugar durante varios días, hubo tiempo para el debate, para intercambiar experiencias, para mostrar trabajos y para reafirmar el potencial que las mujeres sin tierra tienen para producir alimentos saludables para alimentar a la clase trabajadora.
RT: El MST existe desde 1984, ¿cuál ha sido el detonante para que surja ahora un encuentro solo de mujeres?
D.S.: Esta no es la primera actividad de mujeres del MST. Desde el 2000 aproximadamente hay encuentros de mujeres campesinas del MST y de otros movimientos rurales. Hasta ahora, había algunos que tenían lugar a nivel local, otros municipal, estatal o regional.
Desde hace un tiempo nos estábamos organizando para que el primer encuentro nacional fuese el año pasado con motivo del día de la mujer agricultora (15 de octubre), pero como no fue posible antes lo hemos celebrado ahora con motivo del 8 de marzo y esperamos que se repita.
RT: ¿Cuál ha sido la principal diferencia de este encuentro nacional de mujeres en relación con el resto de encuentros a menor escala?
D.S.: Este encuentro ha sido mucho más numeroso y diverso. Hemos debatido sobre machismo y sobre patriarcado, pero también sobre las estrategias para proteger nuestro derecho a la tierra, para luchar contra las violencias que sufrimos en el campo actualmente y para defender otro campo de batalla que es el cuerpo de la mujer como un territorio de resistencia.
RT: Puesto que el encuentro estuvo compuesto de cuatro días, cada uno tuvo un enfoque especial. El día 9 de marzo se declaró la Jornada Nacional de Luchas de las Mujeres Sin Tierra y vuestro evento se clausuró con ocupaciones en las entradas de diversas instituciones o manifestaciones frente a las sedes, entre ellas el Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento (MAPA). ¿Cuáles eran las principales demandas de estos actos?
D.S.: Puesto que el 8M cayó en domingo, pasamos nuestra jornada de denuncia y presión institucional al lunes 9. Estábamos en la capital para denunciar en la puerta de diversas instancias gubernamentales asuntos como la violencia machista o la ofensiva del agronegocio sobre nuestro derechos.
Al MAPA le reclamamos por la contaminación de nuestros suelos, del agua y del aire, son patrimonios de la población. Denunciamos la aprobación de leyes que alteran el registro catastral de tierras para favorecer a los terratenientes o la aprobación de nuevos agrotóxicos. (Desde que el actual presidente Jair Bolsonaro entró en el Gobierno, legalizó el uso de más de 500 pesticidas y otros químicos para la agricultura que hasta entonces estaban prohibidos por riesgos para la salud).
RT: ¿Cuál fue la respuesta del actual Gobierno a estas ocupaciones o manifestaciones en lugares institucionales?
D.S.: Realizamos ocupaciones callejeras frente a grandes instituciones como el MAPA o el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA). En un momento dado la policía intentó expulsarnos pero no hubo represión. Concluimos nuestros actos de forma pacífica y salimos.
Después, el portavoz ministerial del MAPA emitió una nota pública denunciado depredación por parte de nuestras manifestantes. Hicieron el juego de siempre: transformaron la imagen de nuestra lucha pacífica en vandalismo y dijeron que no les transmitimos ninguna demanda concreta. Ellos saben muy bien cuáles son nuestras denuncias. La tinta roja que derramamos en las calles representa la sangre de todas las personas indígenas y campesinas asesinadas por luchar por el acceso a la tierra y el Gobierno lo sabe.
RT: En la noche del sábado día 7, tuvo lugar un Acto Político y Cultural en el que participó la expresidenta Dilma Rousseff. ¿Por qué fue invitada y qué representa la presencia de su figura en el Movimiento de Mujeres Sin Tierra?
D.S.: La participación de la expresidenta Dilma representa la resistencia frente a las dos caras de golpe de Estado en este país. Por un lado, ella sufrió el golpe militar (de 1964), fue torturada por la dictadura y muchos años después sufrió el golpe de la burguesía brasileña que la destituyó de su cargo como primera presidenta mujer de este país (en 2016). Las mujeres sabemos lo que Dilma representa en la historia de este país machista y misógino.
RT: De acuerdo con el lema del Encuentro, 'Mujeres en lucha, mujeres sembrando resistencia', ¿contra qué ofensivas resistís actualmente las mujeres sin tierra?
D.S.: Resistimos contra el patriarcado, contra la pérdida de nuestros territorios, contra la ofensiva del gobierno de querer entregar nuestros recursos naturales besando la mano del capital extranjero extractivo y contra el modelo agrícola hegemónico de producción intensiva de comida envenenada.
RT: ¿Cuáles crees que son las principales violencias que sufren hoy en día las mujeres en el mundo rural brasileño?
D.S.: En primer lugar, tenemos que admitir que existe un problema de violencia machista que atraviesa cualquier filtro y que está presente en el campo brasileño. Nosotras podemos sufrir violencia machista dentro de casa pero, además de eso, sufrimos todos los días la violencia del Estado. El Gobierno propone alterar la regulación de tierras, privatizar los asentamientos que hemos conquistado como territorios libres con tanta lucha y transformar el órgano que los regula, el INCRA, en una inmobiliaria. No hay mayor violencia que expulsar a una persona de su territorio porque la expulsión borra su historia.
La hegemonía de la agricultura intensiva de los grandes latifundiarios también amenaza nuestra historia: la historia de las mujeres que han cuidado por tantos siglos de la práctica de la agricultura para alimentar a su familia.
RT: ¿Y las principales conquistas de los movimientos rurales de mujeres?
D.S.: La resistencia. Resistencia combatiente contra cualquier tipo de violencia. Además de eso, conseguimos desafiar cada día la hegemonía del capital financiero con nuestras prácticas de agricultura ecológica y familiar y, en un último lugar, citaría también nuestras conquistas en territorios menos palpables pero muy importantes como son la política y la educación. No obstante, todavía existen muchos desafíos para que las mujeres ocupen los lugares de toma de decisión en sus casas y en sus comunidades. Hemos avanzado mucho pero necesitamos avanzar más.
RT: ¿Cómo es la representatividad de las mujeres dentro del propio MST? ¿existe la necesidad de una lucha antipatriarcal dentro del Movimiento?
D.S.: Sí, tanto el MST como toda la izquierda brasileña y mundial necesitan ser repensados porque han sido forjados en una sociedad patriarcal. En nuestro Movimiento hemos dado grandes pasos. Pasamos por tres fases, la primera era la de la invisibilidad de las mujeres durante el periodo de construcción del movimiento; la segunda fue el momento en el que pasamos a conquistar un espacio de participación; la tercera, que es la actual, es la del protagonismo de las mujeres. Estamos escalando y ocupando lugares de liderazgo en uno de los movimientos sociales y populares más importantes del país.
RT: ¿Cuáles son las principales movilizaciones previstas por del MST para este 2020?
D.S.: Nosotros nos sumamos a la agenda de lucha de las clases trabajadoras. Ahora más que nunca, con la llegada de este Gobierno de ultraderecha, tenemos que organizarnos para estar juntos. No es momento para luchar separados, el enemigo es muy grande pero no tiene suficiente poder si logramos una resistencia colectiva.
RT: ¿Por qué el actual Gobierno es un enemigo para el MST?
D.S.: La entrada de Bolsonaro a la Presidencia ya es un motivo de preocupación. Las banderas que él defiende no representan a la clase trabajadora brasileña, él está al servicio del fascismo y del capital internacional. Las reformas que él está aprobando afectan a toda persona trabajadora, ya sea la reforma de las pensiones, la reforma de la educación básica, entre otras.
Entre todas sus ofensivas, a la población rural nos afecta especialmente las propuestas de reforma del acceso a la tierra y el recorte de fondos del INCRA. Este Instituto gestiona el Programa Nacional de Educación en la Reforma Agraria (PRONERA), gracias al cual miles de personas campesinas pudieron salir del analfabetismo y algunas de ellas cursar inclusive estudios universitarios. Si cierran el grifo del INCRA, lo poco que nos goteaba para la educación en el mundo rural se acaba. Pero, ¿acaso a este gobierno le preocupa que recibamos educación?
RT: Jair Bolsonaro, actual presidente de Brasil, arremetió contra el MST en varios momentos desde su campaña electoral. "Tenemos que tipificar sus acciones como terrorismo", afirmó en una entrevista en agosto de 2018, entre muchas otras críticas al Movimiento que perdió dos de sus integrantes asesinados con arma de fuego en diciembre. ¿Cómo se han materializado estas ofensivas de Bolsonaro y cómo resiste el MST?
D.S.: Una de las tácticas del fascismo es criminalizar quien lucha contra la opresión, quien lucha por la libertad del pueblo. Bolsonaro eligió al MST como uno de sus enemigos porque tenemos una consciencia de clase trabajadora al servicio de la población. La respuesta a estas amenazas se hace desde la calle, no hemos parado de movilizarnos. En cuanto movimiento, no tenemos miedo del actual gobierno porque el MST es un movimiento de masas. Somos un sujeto colectivo que tiene muy claro sus objetivos: el primero, lucha por la tierra, el segundo defensa de la reforma agraria y el tercero transformación social contra la desigualdad. Nuestro Movimiento no solo es incómodo para Bolsonaro, sino para todos los fascistas e imperialistas de modo general.
Luna Gámez
@LunaGamp