Gracias a pruebas de ADN y a un cigarrillo, las autoridades de Pensacola (Florida, EE.UU.) han podido arrestar a un hombre llamado Daniel Wells como principal sospechoso del asesinato de una joven madre cometido hace 35 años, reportan medios locales.
Tonya Mnkinley fue vista por última vez en 1985 en un restaurante. En cierto momento de la noche, decidió volver a casa, pero nunca llegó. A la mañana siguiente, el cuerpo sin vida de la mujer de 23 años fue encontrado junto a un camino. Hasta ahora, 35 años después, la policía no había detenido a ningún sospechoso.
Durante todos estos años, la Policía había investigado varias pistas, todas sin éxito. "Recolectamos evidencia, entrevistamos a familiares, amigos y toda persona que pudiera haberla visto esa noche. A pesar de contar con ciertas evidencias físicas y docenas de entrevistas, con el tiempo la investigación se enfrió", dice un comunicado del Departamento de Policía de Pensacola.
La joven asesinada dejó un bebe de 18 meses, Timothy Davidson Jr. y sus familiares se resignaron a vivir sin poder hacerle justicia, sabiendo que el asesino de Tonya seguía libre.
La Policía intentó encontrar por medio de genealogía alguna relación entre el ADN hallado en la escena del crimen con el asesino, que finalmente pudo vincular con la familia Wells. A continuación, los investigadores siguieron a Daniel, lo vigilaron, y tomaron una colilla de cigarrillo que tiró al suelo. El ADN de Wells coincidía con el de la escena del crimen.
Daniel Wells, de 57 años, fue arrestado el miércoles y se encuentra detenido sin derecho a fianza en la cárcel del condado de Escambia por cargos de asesinato y agresión sexual.
Charles Mallett, jefe de la Policía, publicó en las redes sociales la desgarradora conversación telefónica que tuvo con el hijo de McKinley cuando se enteró de que el presunto asesino de su madre había sido arrestado.